Es auténticamente lastimoso comprobar el enorme daño que un ex secretario general del principal partido de izquierdas del país puede causarle a la formación que un día lideró y que ahora aspira a volver a conquistar con el supuesto apoyo de la militancia a su grito de guerra "No es no". Nadie antes que él logró dividir al partido del modo en que ahora lo está, acusando a todo el que no le respalda con ser poco de izquierdas o directamente partidario del PP, lo cual es una barbaridad. Sus apelaciones a la militancia le hacen olvidar que para volver a gobernar, al PSOE no le basta ni de lejos el apoyo de la militancia, porque una cosa son los afiliados y otra muy distinta, los votantes. Pedro Sánchez únicamente ha demostrado una cosa: su tozudez, que otros califican como perseverancia. Su frustración por haber estado tan cerca de La Moncloa y no haberlo logrado, es plenamente comprensible. Pero de ese fracaso solo es responsable Podemos, que votó en contra de su investidura, formación con la que él aspira a mimetizar al PSOE algún día, cuando si a alguien pueden felicitar los españoles de que ahora sea presidente del Gobierno Mariano Rajoy es a Pablo Iglesias y a los suyos, que tuvieron en sus manos hacer presidente a un socialista y no quisieron.
Optar por Pedro Sánchez es optar por la ruptura y el enfrentamiento cainita en las filas socialistas, pues por más que del Congreso extraordinario tras las primarias, salga él como secretario general, nada cambiará que muchos de los líderes regionales, también elegidos por los militantes, no lo quieren ver ni en pintura. No hablemos ya de sus críticas a Felipe González (otro aspecto que calca de Podemos) o su obcecación por la antipolítica, la de negarse a hablar y llegar a acuerdos con el partido que ganó las elecciones y que de no haber sido corregida en el Comité Confederal al que él trató de embaucar como un vulgar trilero, ahora seguiría habiendo un Gobierno de Mariano Rajoy pero con muchos menos diputados socialistas en el Congreso. Porque sí señores, estamos ante el tipo que prefería seguir repitiendo elecciones para ir perdiendo apoyo electoral, en tal de evitar algo que no estaba en su mano evitar, un gobierno del PP. Pedro Sánchez tiene su lugar en Vistalegre II, no en un partido responsable y que aspira a gobernar sin la muleta del populismo y del independentismo.
(Publicado en mallorcadiario.com)
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