¿Quién tiene razón, el juez Castro cuando ve indicios de un montón de delitos cometidos por Francisco Camps y Rita Barberá, o los jueces del Tribunal Superior de Justicia de Valencia, quienes creen que no hay pruebas para imputar a dos aforados del parlamento autonómico? Si tenemos en cuenta lo que ha dicho el Tribunal Supremo en otras causas que ha instruido el juez Castro, parece que está claro que en Baleares hay cierta alegría a la hora de imputar delitos de corrupción a políticos, sustentando las acusaciones con poca base probatoria y con mucha imaginación. Vamos, que todo empezó con un enriquecimiento ilícito de Jaume Matas y su compra del palacete de San Felio y hemos acabado encarcelando al autor de los discursos del president. Y se investiga la organización de unas conferencias por parte del yerno del Rey y si cobró mucho o poco y cómo se le concedió la organización de las jornadas. Cosas que pueden parecer bien o mal, caras o baratas, provechosas o inútiles, pero hechas al fin y al cabo. Según el TSJV, discutibles éticamente, pero sin base suficiente penalmente.
El fiscal Horrach dijo en la conferencia que pronunció en
Santa Margalida que es muy lícito usar el testimonio de arrepentidos. Y defendió
que habría que pagarles por ello. Produce escalofríos pensarlo porque Vicens
aseguró ante el tribunal del caso Can Domenge que a pesar de haberse quedado
con 600.000 € del soborno, entregaba a la Justicia tan solo 160.000 porque no
le quedaba más ya que lo había destinado a pagar fianzas, abogados y para
vivir. Terminado el juicio y antes de dictarse sentencia se supo que tenía
600.000 euros en una cuenta en Andorra. Por tanto mintió al tribunal. Y es normal
que lo hiciera, porque busca salir lo mejor posible de todos los casos que
tiene abiertos y sobre todo, librar a su mujer de la cárcel. Horrach obvió que
se está dando un trato de favor a un reo que miente, solo porque incrimina a
quien está por encima de él. Y es que ese es el único objetivo, según reconoció
el propio fiscal: cargarse a los de arriba, con o sin pruebas. Pero no lo ven
así los jueces de Madrid y Valencia.
A veces da la sensación que en Baleares todo el mundo se ha
liado la manta a la cabeza con la presunta corrupción de la legislatura
2003/2007 y se arman sumarios y se juzgan casos que conduzcan a la “limpieza”
de aquella época, sin atender a las pruebas, que es lo que realmente cuenta.
(Publicado en Última Hora)