25 marzo 2009

Mariano José de Larra


Ayer se cumplieron 200 años del nacimiento en Madrid de Mariano José de Larra, considerado padre del articulismo moderno español. Murió el 13 de febrero de 1837, día de carnaval, con tan sólo 28 años, tras pegarse un tiro en la sien, víctima del desamor y del hastío que le producía la sociedad española y la política, en especial la organización del Estado, el absolutismo, el carlismo, la censura, la pena de muerte, etc. Lo había anunciado en su libro “Horas de invierno”: “Escribir como escribimos en Madrid, es tomar una apuntación, es escribir un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta (…)”. En ese instante, Larra ya estaba empezando a suicidarse, pues lo único que le mantenía con vida era la escritura y hasta de eso se había hartado, víctima de la sordera general del país…

He leído muchos artículos de Larra, uno de mis escritores preferidos del Romanticismo español, y en uno de ellos habla de la censura y de la policía. Lo reproduciré a continuación con el aviso previo y pidiendo disculpas de antemano, ya que es bastante largo, pero creo que merece la pena leerlo, pues es un ejemplo literario excepcional de lucidez, apasionamiento, mordacidad y rebeldía, ingredientes todos ellos que debieron contribuir, sin duda, a su triste final...

Sólo quiero, antes de nada, situarlo en el contexto histórico en que está escrito. Reinaba la Reina Isabel II, aún menor de edad, siendo regente su madre, María Cristina de Borbón-Dos Sicilias. En 1844, muerto Larra y siendo ya mayor de edad la Reina, el general Narváez, Presidente del Consejo de Ministros, encargó al Duque de Ahumada la fundación del Cuerpo de la Guardia Civil. Así pues, esta era la visión de Larra de la institución policial en la España de aquella época, según detalla en su artículo titulado “La Policía”:

Así como hay en el mundo hombres buenos, también hay cosas buenas: no citaremos nombres propios en la primera clase, por no ofender a la mayoría; pero en la segunda preciso será citar si queremos que nos crean. Cosa buena, por ejemplo, es la previa censura, y para algunos no sólo buena, sino excelente. Que manda usted y que manda usted mal, dos cosas que pueden ir juntas. ¿Pues no es cosa buena y rebuena que nadie pueda decirle a usted una palabra? Que manda usted y que no manda mal, pero que es usted hombre de calma; y como había usted de mandar algo bueno, no manda usted nada, ni bueno ni malo. ¿Pues no es un placer verdaderamente que si hay algún escritorzuelo atrevido que sale a decir: “esto no marcha”, salga por otra parte el censor que usted le pone y le escriba en letra gorda y desigual al pie del folleto: Esto no puede correr? Vaya si es cosa buena.

Que es usted un sujeto de luces por otra parte, amigo del Gobierno, y que tiene usted poco sueldo, o no tiene usted ninguno, como suele suceder; vaya si es cosa buena que le den a usted 20.000 reales de sueldo u opción a los primeros que vaquen, sólo por poner: Esto no puede correr, que al cabo es decir una verdad como un templo… Cosa buena es y muy buena.

Replicaránnos los que viven de disputar que la tal previa censura no es igualmente buena para el que escribió el artículo que no puede correr, ni para el país que de él pudiera sacar provecho; pero en primer lugar, que al sentar nosotros la proposición de que hay cosas buenas, no hemos dicho para quién, y en segundo añadiremos que ése es el destino de las cosas de este mundo, en las cuales no hay una sola buena para todos.

Países hay donde se cree que la perfección consiste en que las cosas sean buenas para los demás; pero también hay países donde se cree en las brujas, y no por eso son las brujas más verdaderas. Dejemos por consiguiente este punto, que entra en el número de los muchos que no son oportunos todavía para nosotros, y convengamos únicamente en que hay cosas buenas.

Sabido esto, pocas hay que se puedan comparar con la policía. Por de pronto, su origen está en la naturaleza; la policía se debe al miedo, y el miedo es cosa tan natural, que poco o mucho no hay quien no tenga alguno; y eso sin contar con los que tienen demasiado, que son los más. Todos tenemos miedo; los cobardes a todo; los valientes a parecer cobardes; en una palabra, el que más hace es el que más lo disimula, y esto no lo digo yo precisamente; antes que yo lo había dicho Ercilla, en dos versos, por más señas, que si bien pudieran ser mejores, difícilmente podrían ser más ciertos:
“El miedo es natural en el prudente,
Y el saberlo vencer es ser valiente”.

Preclaro es, pues el origen de la policía. No nos remontaremos a las edades remotas para encontrar apoyos a favor de la policía. Trabajo inútil fuera, pues ya nos lo dan hecho; un orador ha dicho que en todos los países la ha habido con este o aquel nombre, y es punto sabido y muy sabido que la había en Roma y en el consulado de Cicerón; no se sabe si con este o con aquel nombre, no precisamente con su subdelegado al frente y sus celadores al pie; pero ello es que la había, y si la había en Roma es cosa buena; si a esto se añade que la hay en Portugal, y que el pueblo da a sus individuos el nombre de morcegos, ya no hay más que saber.
Venecia ha sido el Estado que ha llevado a más alto grado de esplendor la policía; pues ¿qué otra cosa era el famoso tribunal pesquisidor de aquella República? A ella se debía la hermosa libertad que se gozaba en la reina del Adriático, y que con colores tan halagüeños nos ha presentado un literato moderno en la escena, y un célebre novelista en su Bravo. La Inquisición no era tampoco otra cosa que una policía religiosa; y si era buena la Inquisición, no hay para qué disputarlo. Aquí se prueba lo que ha dicho el orador citado, de que siempre ha existido en todos los países con este o aquel nombre.

Otra prueba de que es cosa buena la policía es su existencia, no sólo en Roma y en Portugal, sino también en Austria; y sobre todo, en la parte de Italia sujeta a aquel Imperio, donde es delito a los ojos de la policía haber a las manos un papel francés. Así son los italianos tan felices, así se hacen lenguas del emperador de Austria. Óigase otro ejemplo. Ahí está la Polonia, que debe su actual felicidad -¡vaya si es feliz!- a la policía rusa. Que la policía es, pues, una institución liberal, se deduce claramente de su existencia en Austria y en Polonia; y si nos venimos más acá, veremos que en Francia la instaló Bonaparte, uno de los amigos más acérrimos de la libertad, y tanto, que él tomó para sí toda la que pudo coger a los pueblos que sujetó; y a España, por fin, la trajo el célebre conquistador del Trocadero el año 23 (Angulema), y fue lo que nos dio en cambio y permuta de la Constitución que se llevó; prueba de que él creía que valía tanto por lo menos la policía como la Constitución. Pues luego, si ha hecho bienes al país, no hay para qué ponerlo en cuestión.

A la policía debió el desgraciado Miyar su triste fin; y como ha dicho muy bien otro orador, a la policía se debió sin duda alguna aquella inocente treta por la cual se sonsacó de Gibraltar a un célebre patriota para acabarlo en territorio español, con toda nobleza y valentía (Torrijos). Pero ¿a qué más ejemplos? De cuantos liberales han muerto judicialmente asesinados en los diez años, acaso no habrá habido uno que no haya tenido algo que agradecer a esa brillante institución. Ahora bien: continuador el año 35 y heredero universal, como se ha pretendido, de los diez años, mal pudiera rehusar herencia tan legítima; así hemos visto a nuestra policía recientemente hacer prodigios en punto a conspiraciones.

La policía se divide en política y en urbana. Y es cosa tan buena una como otra. Por la primera, supongamos que sabe usted que se habla en un café, en una casa, o que no se habla, pero que tiene usted un enemigo -¿quién no tiene un enemigo?-. Va usted a la policía y con contar el caso, y con añadir que en la casa tienen pacto con isabelinos, y que detrás del viva de ordenanza está tapada la anarquía, hace usted prender a su enemigo (la sociedad isabelina fue creada por los liberales fieles al constitucionalismo gaditano, con el propósito de derrocar el Estatuto moderado de Martínez de la Rosa y restablecer sin restricciones el Código político de 1812). ¿Pues no es cosa excelente? Luego, para cualquier carrera se necesita saber algo, suponiendo que no haya favor o parentesco; para médico, por ejemplo, alargar la enfermedad; para abogado, embrollar el asunto; para militar, ir a Vizcaya… para cura, todos sabemos ya lo que se necesita saber, y por ese estilo; pero para ser policía, basta con no ser sordo. ¡Y es tan fácil no ser sordo! Ahora, si fuera preciso hacerse el sordo, ya era otra cosa: era preciso saber entonces casi tanto como para ser ministro.

Por otra parte, decía un ilustre amigo nuestro que la España se había dividido siempre en dos clases; gentes que prenden a gentes que son prendidas: admitida esta distinción, no se necesita preguntar si es cosa buena la policía.

Acerca de los premios destinados a la delación, y para cuyos gastos será sin duda gran parte de los millones del presupuesto, esto es indispensable: primero, porque uno no ha de delatar en balde, y segundo, porque no se cogen truchas… etc. En una palabra, o se ha de prender, o no se ha de prender; si se ha de prender es preciso que haya quien delate; y si ha de haber delatores, éstos han de comer, porque tripas llevan pies. Por consiguiente, no sólo es cosa buena la policía, sino también los ocho millones.

En los Estados Unidos y en Inglaterra no hay esta policía política; pero sabido es en primer lugar el desorden de ideas que reina en aquellos países; allí puede uno tener la opinión que le dé la gana; por otra parte, la liberad mal entendida tiene sus extremos, y nosotros, leyendo en el gran libro abierto de las revoluciones, como ha dicho muy bien otro orador, debemos aprender algo en él, y no seguir las mismas huellas de los países demasiado libres, porque vendríamos a parar al mismo estado de prosperidad de aquellas dos naciones. La riqueza vicia al hombre, y la prosperidad le hace orgulloso por más que digan.

La otra policía es urbana. Ésta es todavía más cosa buena que la otra. Entre las ventajas que produce nos contentaremos con los pasaportes, con los cuales va usted adonde quiere y adonde le dejan. Paga usted su peseta, y ya sabe usted que tiene pasaporte. Suponga usted que, a imitación de Inglaterra, no hubiera pasaportes. En verdad que no se concibe cómo se puede ir de una parte a otra sin pasaporte; si fuera sin caminos, sin canales, sin carruajes, sin posadas, ¡vaya!, pero ¡sin pasaportes! Por el mismo consiguiente saca usted su carta de seguridad, y ya está usted seguro de haber gastado dos reales; pero en cambio hay otro que desde que usted los tiene de menos, los tiene de más. De modo que para éste, sobre todo, la carta de seguridad es cosa buena, tan buena por el pronto como dos reales. Hay cosas mejores, es verdad, pero siempre es cosa buena.

Probada, pues, hasta la evidencia la bondad de la policía, ¿cómo pudiéramos no agregarnos al voto de los 50 señores procuradores que han perdido la última votación? Poco vale por cierto nuestra opinión; no somos desgraciadamente ni procuradores ni inviolables, pero en cambio tendremos policía por lo menos; pagaremos en compañía de nuestros compatriotas ocho millones para que nos averigüen nuestras conversaciones, nuestros pensamientos, nuestros… y si algún día la policía nos prende, como es probable, por anarquistas, exclamaremos con justo entusiasmo: “¡Buena cárcel nos mamamos! ¡Pero buen dinero nos cuesta!”.

24 marzo 2009

EL PAPA Y EL PRESERVATIVO

El Diario de Mallorca publicó hace unos días una entrevista al científico y director del Museo de las Ciencias de Valencia, Manuel Toharia. Le preguntaron: -¿La ciencia y la Iglesia siempre estarán enemistadas? Él respondió: -No debería haber posibilidad de lucha, porque son planos distintos. La Iglesia cree cosas sin demostración, la ciencia no cree nada. La ciencia es humilde, porque la verdad es verdad hasta que se demuestre lo contrario, la religión es soberbia. Es sorprendente e injusto el integrismo de la religión. Los científicos no han quemado a ningún religioso por hacer afirmaciones sin pruebas, pero ¿cómo puede el Papa decir que el preservativo empeora el problema del sida? Ese hombre no sabe lo que dice, y le siguen millones de personas.


Sobre esta afirmación de Toharia acerca de Joseph Ratzinger, hecha precisamente en África, donde el SIDA es una pandemia que mata a millones de personas cada año; donde cada infectado (y hay 21 millones sólo en aquel continente) puede considerarse muerto porque no tienen acceso a los costosísimos tratamientos antirretrovirales que sí pueden permitirse los habitantes del primer mundo; donde no hay otra forma de evitar el contagio de la enfermedad si no es con el preservativo –desoiremos la exigencia de abstinencia por absurda e imbécil en un continente donde los hijos son la seguridad social para los ancianos– hablar de la forma en que Benedicto XVI lo hace, no solamente puede considerarse ignorancia, no es que no sepa lo que dice. Porque yo creo que lo sabe perfectamente y es entonces cuando sus opiniones se convierten en una forma de criminalidad. Porque criminal es que la Iglesia diga lo que dice, apartándose de cualquier realidad científica, dado que allí, lo que dice el Papa, lo viene a decir el representante de Dios en la tierra. Aquí, gracias a Dios, nos traen al fresco sus majaderías y las de la Conferencia Episcopal, más preocupados en sus asuntos terrenales que en predicar el Evangelio. Pero en África, por desgracia, no.


Tendrán que pasar siglos para que la Iglesia se de cuenta de las barbaridades que su doctrina sobre el sexo está provocando, del sufrimiento y la muerte inútil de tantos millones de seres humanos, por acción y/o por omisión. Luego, si a un Papa se le antoja, quizás pedirá perdón, como sucedió con Galileo y tantos otros científicos acusados de herejía y brujería, que fueron perseguidos y ejecutados; o como por su inacción y pasividad ante el exterminio del pueblo judío, entre otros, durante el tercer Reitch. Sí, quizás luego vendrá un Papa y pedirá perdón por los errores cometidos. Pero será ya tarde, aunque parece que nunca sea lo suficientemente tarde para la Iglesia… Cada vez vemos más claramente que el conocimiento es enemigo de la fe.


En esta época de Cuaresma, cuan bien nos vendría a todos que en lugar de dar consejos, la Iglesia mirara un poco hacia dentro de sí misma y los tomara, en lugar de hacer tanta demagogia y ejercer con tanto descaro el defecto que se ha convertido en su seña de identidad: la hipocresía. Y de llamar a la insumisión y a la objeción de conciencia a las leyes democráticamente aprobadas en el Parlamento. Intuyo que a ellos, lo que realmente les gustaría, es que España fuera un país teocrático. Lo que realmente les pesa es que no estemos en un régimen como Irán, donde son los clérigos quienes dictan las leyes y a quienes no las cumplen, los condenan a ser colgados de una grúa. O al menos eso es lo que les parece a los intransigentes de doble moral, que acostumbran permanentemente a decirnos lo que tenemos que hacer a los demás, pero sin hacerlo ellos, ni predicar antes con el ejemplo.



El Papa de Roma y la Conferencia Episcopal se preocupan mucho por los derechos del no nacido, del embrión, de las células madre y del sursum corda. Pero no parecen estar tan preocupados por los ya nacidos, niños y adultos, enfermos del SIDA o potencialmente infectables. Millones de seres humanos que viven en la extrema pobreza sin recursos de ningún tipo.


Lo dicho: afirmar que el preservativo empeora la situación del SIDA y condenar su uso es absolutamente criminal, y aún más hacerlo en África. Pero para la Iglesia y para Benedicto XVI, nada nuevo.


22 marzo 2009

Oliveras de Mallorca



Escribía el pintor y escritor catalán Santiago Rusiñol a principios del S. XIX, refiriéndose a los olivos u oliveras mallorquinas:

“Las oliveras de Mallorca no son como las de otros lugares. La olivera de todos los sitios es un árbol natural, que tiene la misión de hacer olivas, y las hace sin esforzarse; pero las oliveras de aquí se atormentan tanto para crecer y se retuercen tanto para dar fruto que parece que no se hagan cargo de que han nacido en una isla (...). Los hay, de troncos, que parecen serpientes que se estén mordiendo la cola; los hay que parecen mujeres desnudas, que se enroscan como lagartijas; y los hay que no se enroscan porque ya se han desenroscado.

Monstruos con brazos o brazos con monstruos, con las tripas al aire libre o con el corazón sobre las tripas, que parece imposible que para hacer olivas se den tanto tormento al crecer. Hacen lo mismo que ciertos poetas que, después de haber sufrido una vida de sufrimiento y dolores, acaban por parir un soneto o una décima con diez aceitunas. El caso es que de árboles así, los llaman fantásticos. Y lo deben ser, porque de todo árbol, lo mismo que de toda persona, que para dar fruto ha de fantasear, la gente suele decir fantástico, y aunque esto de dar fruto se lo tomen tan trágicamente, tienen gestos de gran belleza.

La prueba es que cuando los algarrobos, que se encuentran más abajo, quieren imitar a las oliveras, en lugar de hacer movimientos de tragedia, se retuercen y hacen volteretas, y es que para permitirse que las grandes contorsiones no resulten groseras, el árbol, como el hombre, tienen que haber nacido para ello. El árbol trágico hará olivas, pero el árbol plebeyo hará algarrobas”.

En mi opinión, aunque puedo estar equivocado, nunca nadie ha descrito con tanta belleza y tan poéticamente la estética y el espíritu de este árbol milenario, fantástico y del cual la parte montañosa de Mallorca está repleta de ejemplares de una belleza extraordinaria.

Es posible que el ejemplar más admirado y conocido sea este, situado en la Plaza de Cort de Palma, frente al Ayuntamiento. ¿No es precioso? Todo un símbolo de Mallorca...

21 marzo 2009

Primavera en Mallorca



Ayer comenzó la primavera. A partir de hoy, tenemos 80 días por delante de la estación del año en la cual, en mi opinión, Mallorca está más bonita. Además, el sábado que viene a las 2:00 se producirá el cambio al horario de verano y pondremos los relojes a las 3:00, con lo que se alarga el día y oscurece más tarde. ¡Que ganas que tengo ya!

Este invierno que hemos dejado atrás, frío, húmedo y muy lluvioso; azaroso e inquietante por muchos motivos, especialmente en el ámbito profesional, abre paso a una nueva etapa, espero que más tranquila y sosegada, aunque no pongo la mano en el fuego por ello, ya que nunca se sabe. Pero la afronto con optimismo y esperanza en que las aguas vuelvan poco a poco a su cauce, y los problemas vayan solucionándose.

Para celebrar musicalmente la llegada de la primavera, os ofrezco este vídeo del famoso musical “Riverdance”, compuesto por Bill Whelan, que se titula “Slip into Spring” (Resbalón en primavera).



Y después de esta explosión musical, una bellísima poesía de Antonio Machado titulada “La Primavera besaba”:

La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil...
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
-recordé-, yo he maldecido
mi juventud sin amor.

Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar...
¡Juventud nunca vivida
quién te volviera a soñar!


Trataré de ir subiendo más fotos de esta maravillosa isla en primavera, como digo la estación más bonita. Pasada la Semana Santa, ya podremos ir a la playa, aunque sólo sea a leer y pasear...

19 marzo 2009

Una canción de lucha

He encontrado un disco que compré en 1995 del grupo de folk rock catalán Tradivàrius y que hace mucho que no oía. Se llama "Al límit del perill" (Al límite del peligro) y he decidido compartir con vosotros el 4º tema incluido en este trabajo, titulado "Per aquí no" (Por aquí no). Siempre fue mi canción preferida del disco, aunque me gustan muchísimo casi todas. Es una gran lástima que el grupo desapareciera ya hace algunos años.




Esta es la letra de la canción traducida al castellano, una letra que siempre me ha animado para, tras cada caída, levantarme y seguir luchando aún con más ahinco por lo que uno cree justo:

Por aquí no

Cada vez pasan más días
Que corriendo me iría,
Ves como te montan la vida
Es la estúpida rutina.
Ellos predican y claudican
Ellos se lo amañan y te engañan.
Quizás ya no vale la pena
Continuar esta condena.

No señor,
Por aquí no paso yo.
No señor,
Por aquí no, no, no.

Bienestar y vida tranquila
Para ellos la mejor utopía…
Más vale hacerse las maletas
E ir a buscar una isla.
Pero si quieres deshacer la idea
Que te apaga y que te molesta
Búscate una buena amiga
Y en una isla hacéis la guerra.

No señor,
Por aquí no paso yo.
No señor,
Por aquí no, no, no.

Un trago que te atraganta
Y el diablo que te espanta
¿Tu crees que vale la pena
ponerse manos a la obra?
Pero la única manera
De poder vivir que te queda
Es colgarte de una rama
O montártelo con mucha idea.

No señor,
Por aquí no paso yo.
No señor,
Por aquí no, no, no.

17 marzo 2009

La inmoralidad de Telecinco

Antena 3 TV se apuntó un gran tanto al lograr entrevistar en exclusiva y por primera vez desde que sufriera la brutal y cobarde agresión por parte de Antonio Puerta al profesor Jesús Neira. Antena 3 y su directora de informativos, Gloria Lomana, hicieron gala de habilidad periodística y plantearon una entrevista seria, muy humana y esclarecedora de los hechos y de la personalidad y carácter del entrevistado.

Al rebufo de Antena 3, el sábado por la noche en Telecinco, en el incalificable programa “La Noria” presentado por Jordi González, volvieron a invitar una vez más a la víctima de la agresión, Violeta Santander, quien nuevamente defendió a su pareja y presunto agresor, y volvió a acusar a Neira de meterse donde nadie le llamaba porque él no sufrió ninguna agresión.

Telecinco, pagando sustanciosamente a Violeta Santander para que se sometiera de nuevo a un tercer grado seudo-periodístico con el objetivo de comentar la entrevista a quien trató de defenderla cuando era presuntamente agredida brutalmente por su pareja, reincidió en la desfachatez moral más lacerante. Fue ofensivo y sinceramente, debo decir que mi estómago sólo lo soportó varios minutos. Fue sencillamente asqueroso, carente de toda ética periodística. Repugnante lo poco que vi.

Y alguien me dirá: puedes cambiar de canal. Y eso es lo que hice. Y cada vez me cuesta más trabajo ver la tele en casa y aún más según qué canales, en especial Telecinco, porque para ver a los participantes en “La Noria” poniendo a parir a Violeta Santander por estar allí cobrando, al igual que hacen ellos… y tratar de contraatacar al éxito de Antena 3 con una nueva entrevista repugnante a la antes citada, es verdaderamente triste… ¡que poca imaginación y cuanta mediocridad! Todo por la audiencia...

16 marzo 2009

El Via Crucis de Benedicto XVI

Hace meses me hice eco en este mismo blog de unas declaraciones del Cardenal Carlo Maria Martini refiriéndose a la Iglesia. Esto es lo que escribí:

Martini ha asegurado durante los ejercicios espirituales que ha dirigido en una sede de los jesuitas en la localidad italiana de Ariccia que el “vicio clerical por excelencia” es la envidia y que otros pecados capitales fuertemente presentes en la Iglesia son la vanidad y la calumnia, según publicó el día 6 de junio el diario La Repubblica.
Según Martini, dentro de la Iglesia existen muchas personas “consumidas” por la envidia, que se preguntan: “¿qué mal he cometido yo para que nombren obispo a fulanito y no a mí?”. No es el único defecto entre los clérigos. También habló de la calumnia, resaltando que a las diócesis llegan numerosas cartas anónimas en las que se habla mal de algunos de sus miembros, y contó que, cuando era arzobispo de Milán, ordenó que se destruyeran todas esas misivas que llegaban sin remite, “muchas de ellas escritas desde Roma”.
Martini ha denunciado también el vicio de la vanidad, precisando que en la Iglesia “es muy grande”. “Prefer
imos el aplauso al pitido, la acogida a la resistencia. ¡Que grande es la vanidad en la Iglesia! Se ve en los hábitos. Antes los cardenales exhibían capas de seis metros de cola de seda. Continuamente la Iglesia se reviste de ornamentos inútiles. Tiene esa tendencia a la ostentación, al alarde”, manifestó.
El purpurado también arremetió con el “terrible carrerismo” clerical y especialmente en la Curia Romana, “donde cada uno quiere ser más”. A este respecto, denunció que con esos objetivos “ciertas cosas no se dicen, ya que se sabe que bloquean la carrera”, y eso es -aseguró- “un mal malísimo para la Iglesia”. Así, según Martini, la ve
rdad brilla por su ausencia, ya que “se intenta decir lo que gusta al superior y se actúa según como cada uno se imagina que gustaría al superior, haciendo de esta manera un flaco servicio al Papa”.

Cuan acertado estuvo entonces Martini, como siempre, cuando ahora hemos sabido de una inusual carta que Benedicto XVI envió el día 13 de marzo a todos los obispos de la Iglesia Católica y que ha sido publicada en L’Obsservatore Romano (el periódico oficial de la Santa Sede), donde el Papa hace una serie de consideraciones absolutamente sorprendentes al explicar la revocación suspensión de la excomunión a los 4 obispos proclamados en 1988 por el arzobispo Lefebvre. Dice el Papa:


¿No debemos admitir acaso que también en el ámbito eclesial se ha dado alguna salida de tono? A veces se tiene la impresión de que nuestra sociedad necesita al menos un grupo con el cual no tener tolerancia alguna, contra el cual poder tranquilamente arremeter con odio. Y si alguno intenta acercarse a ese grupo -en este caso el Papa-, también él pierde el derecho a la tolerancia y puede ser tratado con odio, sin temor ni reservas.
Queridos hermanos, por circunstancias fortuitas, en los días en que me vino a la mente escribir esta carta, tuve que interpretar y comentar en el Seminario Romano el texto de Ga 5, 13-15. Percibí con sorpresa la inmediatez con que estas frases nos hablan del momento actual: "No una libertad para que se aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros por amor. Porque toda la ley se concentra en esta frase: "Amarás al prójimo como a ti mismo". Pero, atención: que si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente". Siempre fui propenso a considerar esta frase como una de las exageraciones retóricas que a menudo se encuentran en san Pablo. En ciertos aspectos puede ser también así. Pero desgraciadamente este "morder y devorar" existe también hoy en la Iglesia como expresión de una libertad mal interpretada.


Parece que Ratzinger se haya dado cuenta de lo que tiene a su alrededor, en la Curia Vaticana, de la que él lleva tantos años formando parte importantísima antes de ser designado Santo Padre.

El diario El País publica hoy el siguiente texto: “Usando palabras medidas, pero más íntimas que nunca, el frío Papa alemán se desnuda ante el mundo con una sinceridad nunca vista, tanto por el tono como por el contenido. Ratzinger no se queja de las críticas de laicos y judíos, al revés alaba "la ayuda de los amigos hebreos", hace autocrítica y admite errores de comunicación, pide perdón por no usar más Internet, se confiesa lacerado por la actitud beligerante de sus propias ovejas. El enemigo en casa: "Odio sin temor ni reserva", "hostilidad lista para el ataque".

La crisis que revela la carta es gravísima. El estado de ánimo del Papa, más que triste, profundamente solo y decepcionado, llena de sombras el presente y el futuro de su pontificado. Cuatro años después de su elección, "la curia está en desbandada y el Papa sigue encerrado en su palacio", escribía ayer Marco Politi, vaticanista de La Repubblica”.

Es cierto que el levantamiento de la excomunión de los obispos lefebvrianos no ha sido bien entendida, y mucho menos aún al negacionista del holocausto judío Williamson, quien por ello fue expulsado de Argentina, donde llevaba años residiendo. Pero el Papa ha hecho públicamente autocrítica, confiesa haber cometido errores y deja en suspenso el perdón de la excomunión a los obispos Lefebvrianos, algo nunca visto antes… pero también se ha dado cuenta pero la Iglesia católica y el mismo obispo de Roma, con sus decisiones mal, bien o mal entendidas, se alejan a pasos agigantados del pueblo y de seguir por esa senda, ¿quién puede así tener fe en esta Iglesia y en su Papa, y en la mayoría de sus pastores?

¿Cómo puede explicar la Iglesia, si no es basándose en actitudes del todo irracionales y fuera de toda comprensión de la sociedad actual y exentas de toda misericordia y caridad cristiana, la decisión del obispo de Recife en Brasil, de excomulgar a una madre que permitió abortar a su hija, una niña de 9 años, la cual había sido violada por su padrastro? ¿Cómo puede la Iglesia oponerse a la manipulación genética con fines terapéuticos, como ha sucedido recientemente con el caso de un niño en Sevilla? ¿Cómo puede la Iglesia oponerse a la utilización del preservativo ante la pandemia de SIDA que sacude todo el planeta y muy especialmente el continente africano, donde hay países con el 50% de la población infectada y cuya esperanza de vida no supera los 40 años?

Yo, sencillamente, no me lo explico y mi perplejidad con la cúpula de la Iglesia católica de Roma, y también con los obispos españoles, es cada día mayor. Y ya lo siento. Porque la última y brillantísima idea de la campaña publicitaria del lince ibérico es de una desfachatez y una demagogia fuera lugar. Menudos pastores…

14 marzo 2009

La desaparición de Diálogos 3

Tengo que hacer un esfuerzo para tratar de recordar cual es el primer programa de radio que yo, siendo un niño de aproximadamente 12 o 13 años, sintonizaba cada día en el transistor. Creo no equivocarme si afirmo que ese programa fue “Diálogos 3” de Radio 3 de Radio Nacional de España, presentado por el genial y siempre polémico locutor Ramón Trecet. Diálogos 3 junto a Gomaespuma, que entonces se emitía en Antena 3 radio, justo después del programa del Dr. Beltrán, “La salud es lo que importa”, eran mis programas preferidos, aquellos que yo grababa en cintas de casete para, más tarde, hacer recopilatorios de aquellas canciones que más me gustaban, o de las parodias más divertidas.

Suelto este rollo por mi tristeza porque Diálogos 3 ya no está en antena, por decisión de la cadena y de su directora, Lara López, quien, curiosamente, sustituía a Trecet cuando este se iba de vacaciones y junto con quien trabajó durante 6 años. Trecet definía en una entrevista su decepción con Lara López como “un drama personal”. Trecet, tras 35 años en RNE, se ha ido de la casa denunciando ser objeto de mobbing. Yo no sé lo que haya de cierto en ello o no, pero lamento tantísimo que el programa con el que yo me crié desde niño, musicalmente hablando, haya desaparecido, que tengo la sensación de que me hayan arrancado una parte de mí.

Era el programa donde, gracias a Ramón, conocí nuevas músicas, a Phil Cunningham –sin cuya música no concibo ni un solo día de mi vida–, a Alasdair Fraser, a Nightnoise, a Afro Celt Sound System, a Kroke, a Hedningarna, a Lúnasa, a Eleftheria Arvanitaki, a Mary Black, a Eva Cassidy y a tantos otros músicos que me han hecho tan feliz… que la lista sería interminable. Suerte que existe Internet y que ahora tenemos acceso a la música (incluso a discografías enteras) de tanta gente desconocida en nuestro país que hacen cosas increíbles desde el punto de vista musical, ¡hasta de grupos desaparecidos hace más de 15 años!

En youtube he encontrado esta joya: una actuación en directo de Nightnoise en Sevilla en 1990. Durante esa gira recalaron -cosa excepcionalmente rara- en Palma de Mallorca y yo tuve la oportunidad de verlos en vivo en el Auditórium. Fue algo realmente conmovedor y emocionante. Entonces, uno se enteraba de que un grupo como este, de música minoritaria aunque de una calidad excepcional, visitaría España gracias a Diálogos 3 y a Trecet.



Ahora tenemos Internet y podemos enterarnos de muchas cosas que antes nos pasaban desapercibidas, pero sigo lamentando la política de RNE al suprimir de la parrilla, tras tantos años en antena, un programa que llenó durante muchísimos años un vacío enorme, como Diálogos 3, vacío que ahora no llena nada. ¡Cuantos momentos geniales, incontables, pasé escuchando el programa entre las tres y las cuatro de la tarde!

¡Felicidades, Lara! Enhorabuena por hacer de Radio 3 de RNE una emisora mucho peor.

01 marzo 2009

Ayer el periódico “Última Hora” publicó el artículo que ya os comenté. Lo pongo aquí como imagen, para quien quiera verlo.
Además, Javier Jiménez, jefe de la sección de sucesos del rotativo escribió un artículo de opinión que también subo al blog por si alguien quiere leerlo.

De todos modos, lo reproduzco a continuación:

La Santísima Trinidad formada por Cuadri, Trujillo y García Peña repitió la misma salmodia casi hasta el aburrimiento, en actos públicos y en encuentros privados: “El honor es mi divisa”. Y realmente no mentían, sino que tenían en cuenta los tiempos de cruda crisis económica que atravesamos. Unos visionarios, vamos. Cualquier recesión conlleva una devaluación de las divisas y el honor, claro está, también se devalúa. Y a qué ritmo. A eso debían referirse los condenados en e caso de los coroneles. La sentencia ha sido ejemplarizante, tanto como no ejemplar fue la conducta de los mandos de la Guardia Civil cuando eran la cúpula de la Comandancia. Cuando eran dioses. Empero, no hay que engañarse, el asunto es menor. Una facturilla de nada; una falsificación cutre. Pecata minuta en aguas tan turbias como las que dicen que presuntamente surcaban ciertos mandos en sus buenos tiempos. Hace años que circulan historias y leyendas, pero nunca antes un tribunal había sido tan demoledor con los dos oficiales. En cualquier caso, de la sentencia de los coroneles se pueden sacar dos lecturas. La primera es que la institución benemérita, como tal, está muy por encima de comportamientos bochornosos de ciertos jefes –si se superó el trauma Roldán, imagínense lo que tardarán en ser protohistoria Cuadri y compañía– y la segunda es que los mandos, si se perpetúan en el destino, pueden caer en corruptelas fáciles. Cuadri y Trujillo se eternizaron, y eso nunca es bueno. García Peña, un bon vivant de libro, no tuvo tiempo, fue demasiado deprisa. Lo más gracioso es que los dos primeros supuestamente planificaron un golpe de Estado para suplantar al segundo, que era el coronel jefe, y el tiro les salió por la culata. Como al ministro Bermejo. La última conclusión es que la Justicia es caprichosa: el juicio no iba a celebrarse, porque se había llegado a un escandaloso pacto. La Fiscalía tampoco veía indicios contra el coronel Cuadri y fue entonces cuando Joan Miquel Perpinyà, en aquella época Secretario de la AUGC, se personó como acusación particular y dinamitó los acuerdos. Dicho de otra forma, si no es por esta eventualidad Cuadri nunca habría sido condenado. Que Dios le conserve la vista al fiscal. Si el Duque de Ahumada levantara el tricornio…

Debo también recomendar un artículo publicado en el Diario de Mallorca por uno de los mejores, si no el mejor, columnista de la prensa balear, Matías Vallés, periodista que destapó el asunto y que entrevistó al coronel García Peña para contrastar la veracidad de la noticia que había llegado a su conocimiento. Es de gran interés, pues relata su encuentro con el entonces primer jefe de la Comandancia y nos recuerda algunas de las cosas que él le confesó durante el encuentro. Y además, su estilo irónico y sarcástico es brutal: