Pedro Sánchez renunció a su acta de diputado horas antes de
dar comienzo la sesión de investidura y librarse así de la encrucijada ante la
que se encontraba: votar abstención y favorecer la investidura de Rajoy o votar
no e ir en contra de una decisión del Comité Federal. “No iré contra mi
partido, ni iré contra nuestro compromiso electoral”, dijo ante la prensa. Dado
que Mariano Rajoy es ya presidente del Gobierno con la abstención del Grupo
Parlamentario Socialista, pese a que algunos diputados votaron en contra, entre
los que se encuentran los diputados de Balears Sofía Hernanz y Pere Joan Pons, podemos
concluir que estos diputados no fueron contra su compromiso electoral, pero sí
contra su partido al no aceptar la decisión democrática del Comité Federal. Ellos
también pudieron eludir la encrucijada como hizo Sánchez, al que todos alaban
por su coherencia y responsabilidad, pero ninguno le emuló. Solo él tuvo claro
que antes de desobedecer a la dirección del Grupo Parlamentario, tenía que
dejar el escaño. Muy a su pesar, por supuesto, con profunda tristeza y la voz
quebrada, está claro, pero romper la disciplina de voto no era una opción para
él, como tampoco lo era abstenerse. Por eso dimitió. Hernanz y Pons han optado
por obedecer al PSIB en una decisión que persigue evitar la ruptura de los
Acords pel Canvi, quizás porque saben que la ruptura en el PSOE ya no es
evitable. Ahora deberán cargar con las consecuencias de sus actos y veremos con
qué severidad decide castigar el PSOE a los diputados que se niegan a asumir
las votaciones de los órganos de gobierno de su partido. La expulsión sería
traumática, pero no es menos cierto que ya hay claramente dos PSOE y aunque
Sánchez pide a la gestora que no los expulse, ninguno de ellos hizo lo que
Sánchez que era dimitir antes de desobedecer.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)