Se podría decir, si se viese a simple vista, que 24
proyectos presentados desde Ibiza y Formentera con la aspiración de que se
lleguen a financiar con el dinero de la ‘ecotasa’ son muchos, porque suman más
de 24 millones cuando en el mejor de los casos y solo en teoría, llegarán 4,3 millones. Pero la lengua española
está plagada de refranes que aconsejan con fervor pedir mucho si se quiere
recibir algo. A fin de cuentas, es mejor pedir que robar y ya sabemos que de
esto último en Balears ha habido -y no sé si hay aún- auténticos especialistas.
También habrá quien diga que contra el vicio de pedir, la virtud de no dar, y
hay quien no da ni la hora. Y en el pedir no hay engaño. Pero claro, no se
pueden pedir peras al olmo, aunque sea para hacer obras hidráulicas muy
necesarias para los habitantes de esta maltratada tierra. Que si una nueva
depuradora en Portinatx, que si la arteria norte de agua desalada para Santa
Eulària…
Al final esto del impuesto del turismo sostenible,
legalmente denominado impuesto sobre las pernoctaciones turísticas, es como la
virgen a la que todos se encomiendan, cada uno para su propio propósito. Y al
final se hará lo que diga el Govern, que para eso tiene la caja con el dinero. Pero
no es mala cosa que cada cual pida según sus necesidades. Que si el Consell d’Eivissa
quiere tres carriles bici, ¿a qué no pedirlo? Como si se lo pidiese a los reyes
magos. Que si el Consell de Formentera
quiere regular el fondeo en s’Estany des Peix, que haga lo propio, ya que todos
lo hacen. Hasta Jesucristo nos exhorta a pedir, según cuenta el Evangelio de
San Mateo: “pedid y se os dará”. Solo que en este caso concreto, de la ecotasa
no nos darán ni lo justo, lo que aquí se haya recaudado, porque en Mallorca de
pedir saben mucho, pero de dar, ¡ay! amigo, otro día les escribo sobre dar, si
quieren.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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