Resulta muy apropiado que un destino turístico de primer
orden como es la ciudad de Ibiza, donde se concentran unos meses al año un buen
número de hooligans y otros individuos asilvestrados de la especie humana, tenga un alcalde
que de vez en cuando se comporta como un auténtico hooligan, reventando a
conciencia un pleno municipal. No cabe definir de otra forma su comportamiento
en el pleno del pasado jueves, donde en cuanto dejó de leer lo que llevaba
escrito sobre a la propuesta del PP de reprobar al teniente de alcalde y
concejal de Servicios Sociales, Joan Ribas, por el asunto del albergue, perdió
los papeles y desbarró de forma muy inapropiada. Y además lo hizo sin la más
mínima originalidad, sin una brizna de chispa, sino incurriendo en la zafiedad
más burda. Vaticinó que pronto el PP podrá hacer un grupo municipal en
Picassent y también en Soto del Real. Tal ejercicio de ingenio, más propio de los
monologuistas de Cocktail de Risas del Teatro Pereyra, cumplió su propósito de
dinamitar el pleno. “Marxeu, marxeu…” animaba gozoso Rafa Ruiz a los concejales
del PP, el partido más votado del municipio, por si se le había olvidado.
Mejor sin oposición
Ya empiezan a ser más que habituales los rasgos de anemia
democrática del equipo de gobierno de Vila y más concretamente del alcalde
Ruiz, tan pagado de sí mismo y de su superioridad moral que raro será no verle
pronto en una tarima a mayor altura que el resto de los mortales, como si fuera
el Dalai Lama. Porque, en efecto, Ruiz presume a menudo de poseer, al igual que
el resto de su equipo de gobierno, unas cualidades que le hacen superior a los
demás concejales y eso solo por ser de izquierdas. Solo así se comprende que
haga referencias al lugar donde nacieron los ediles progresistas, e incluso a
su origen familiar, como si el resto de concejales que no militan en sus filas
fueran Uruk-hai, aquella raza de orcos creados por Saruman en las entrañas de
Isengar. Debe ser que los ediles populares o el edil de EPIC son, a ojos de
nuestro alcalde, infraseres malignos venidos del ultramundo, que buscan acabar
con la ciudad a sangre y fuego. Pero lo cierto es que lo único que se vio en el
pleno fue a concejales de un grupo municipal pidiendo explicaciones y censurando
la actuación política de un concejal que está ya notoriamente reprobado por un
número no pequeño de vecinos, concretamente los de la Associació de Veïns i
Comerciants Eixample Nou. Las 1.500 firmas presentadas en contra de que el
albergue se construya desde cero en la calle Vicent Serra Orvay y a favor de
que se construya en Es Gorg, son el origen del desquicie de Ruiz y la causa de
su gamberrada para hacer que los ‘populares’ se marcharan del pleno.
Dice Ruiz que ellos aceptan la opinión de la oposición, pero
no es cierto. Ya hace tiempo que demuestra algo más que desprecio por la
opinión de los demás, lo cual es bastante lógico en un alcalde que parece
levitar y caminar sobre las aguas gracias a su militancia en la progresía. Y ya
quedan pocas dudas de que, si de él dependiera, la oposición no existiría o estaría
muda. El desprecio que parece sentir por ella es proporcional a su arrogancia,
como demostró el jueves.
El albergue
El concejal Alex Minchiotti enumeró no pocas declaraciones públicas
del concejal Joan Ribas sobre el albergue y la idoneidad del edificio del
antiguo retén de la Policía Local, que solo precisaba unas reformas. Y lo decía
sabiendo perfectamente que no era cierto, porque Urbanismo ya trabajaba en el
proyecto para derribar el inmueble y en los planos para una nueva edificación.
Dado que para esto no hay respuesta posible, porque constituye un engaño
imposible de tapar, pues el alcalde evita que Ribas se explique -lo que
contribuye a confirmar las sospechas- y trae al pleno un asunto que tiene en
vilo a los vecinos de Vila, como son la población reclusa en las cárceles de
Soto del Real o de Picassent.
Rafa Ruiz sigue sin comprender que el albergue genera un
importante rechazo entre un número considerable de vecinos y ya que se ha determinado
a ignorarles y a no contemplar otras alternativas, debe cargar con las
consecuencias de su decisión, que no es otra que el desgaste político. Pero que
se quite de la cabeza acabar con las críticas, como a él le gustaría, o apagar
el debate, cosa que no está en su mano. Este asunto va camino de ser tu talón
de Aquiles, le guste o no. Y como siga por este camino de hacer lo que le viene
a él en gana sin escuchar a nadie, vaticino que le costará el cargo.
Feliz domingo.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)