31 marzo 2015

PIRÓMANOS EN LAS LISTAS

Tras la preceptiva reunión del Consell de Govern con carácter extraordinario, ayer se acordó la disolución del Parlament de les Illes Balears. La nueva composición de la Cámara será la que decidan los ciudadanos que acudan a votar en las elecciones que se celebrarán el domingo 24 de mayo. Ese día en los colegios electorales habrá tres urnas: al Parlament, al Consell y al ayuntamiento. Empezamos ahora una intensa carrera electoral que culminará, previsiblemente, con cambios sustanciales en el panorama político y quizás con la entrada en las instituciones de nuevas fuerzas políticas.

Es muy posible, según vaticinan las encuestas, que ningún partido obtenga la mayoría absoluta en el Parlament. Esos 30 escaños que permiten a quien los consigue, aplicar su programa de gobierno sin vacilar y sin atender las peticiones de otras fuerzas o colectivos sociales que no se ajusta a su ideario político expuesto en el correspondiente programa electoral. De confirmarse las previsiones demoscópicas, harán falta acuerdos para lograr la investidura de un presidente del Ejecutivo, que a su vez nombrará a sus consellers y al resto de altos cargos. Y también para conseguir tirar adelante la actividad legislativa del Parlament.

Esta necesidad de llegar a acuerdos condicionará decisivamente la acción política, así como el perfil de los candidatos que vayan en las listas electorales. En esta eventual coyuntura los radicales, los hooligans, los forofos incondicionales no serán de mucha utilidad a los partidos con vocación de gobierno. Habrá que primar a personas con capacidad de diálogo, negociación y empatía. Esto facilitará sin lugar a dudas que la ciudadanía mejore su percepción de la política y del parlamentarismo como método para buscar soluciones, esencial en toda democracia. Algo que en estos últimos años se ha deteriorado en parte por el rodillo de la mayoría absoluta del PP y en parte por el radicalismo de la oposición y su cerrazón a cualquier acuerdo con el grupo mayoritario e incluso a reunirse con el president del Govern hasta darle plantón.

Ya conocemos los nombres de los candidatos del PSIB y de Més. Ahora hay que estar muy atentos a los nombres que el PP colocará en las listas al Parlament. Volver a optar por situar en lugares destacados a bomberos pirómanos dispuestos a reventar las sesiones del Parlament y las  redes sociales atacando gratuitamente al rival político, sería en mi opinión un error mayúsculo. Hará falta otra forma de hacer política (como reclaman los ciudadanos y aconseja la prudencia), con más negociación, más diálogo y más voluntad de acuerdo. Es necesario no volver a caer en los mismos errores que han hecho que, como apuntó el expresident Gabriel Cañellas, el Govern tenga enemigos y no rivales políticos. La moderación y el sosiego debieran ser atributos que adornen a los futuros parlamentarios, si se quiere que la comunidad autónoma sea gobernable.

(Publicado en http://www.mallorcadiario.com/piromanos-en-las-listas/#)

28 marzo 2015

IMPUTAR A BAUZÁ


Las declaraciones a los periodistas del farmacéutico Cristóbal Pons (que acusa al presidente José Ramón Bauzá de prevaricar al no convocar el concurso para adjudicar 11 nuevas  oficinas de farmacia) tras declarar ante el juez para ratificar la querella contra el Govern, retratan a la perfección al personaje y dejan muy claro cual es su objetivo: que Bauzá sea citado en calidad de imputado y tenga que declarar ante el juez. Bauzá se puso a tiro y hay demasiados escopeteros de gatillo fácil sueltos por ahí, como se ha visto durante toda la legislatura, caracterizada por un acoso judicial al presidente del Ejecutivo sin precedentes en nuestra autonomía.

En el asunto que nos ocupa no se busca una reparación ante un hipotético perjuicio no cuantificable ni denunciado por nadie más que Pons. Ni siquiera una condena en el ámbito penal, cosa harto dudosa ya que la Fiscalía no aprecia indicios de delito alguno y en primera instancia el juez inadmitió la querella. Se persigue que Bauzá sea imputado y lograr abatir así al presidente del PP con los mismos criterios que él ha utilizado con otros cargos populares al impedir que ningún imputado vaya en las listas electorales como medida drástica para atajar toda sospecha de corrupción. A grandes males, grandes remedios. ¿Qué otra cosa podía hacer Bauzá? ¿Alguien puede imaginar lo que hubiese ocurrido si al de Marratxí se le ocurre amparar a algún imputado y permitir que concurra a las elecciones en las listas del PP? Bauzá hizo lo que creyó mejor para el partido, aún a costa de que la tabla rasa supusiera laminar la carrera política de algunos posibles candidatos cuando aún eran inocentes, porque no han sido condenados por ningún tribunal. Un mal menor para regenerar la vida política y al PP. Ahora algunos ansían poder decir al president aquello de "quien a hierro mata, a hierro muere". La cena de anoche en Algaida con un buen número de militantes y ex dirigentes populares es una forma de calmar a los descontentos que siempre hay en toda organización.

Cristóbal Pons arremete contra Bauzá y con sus declaraciones desvela su auténtica motivación. Ya se puede calificar la suya de querella política, que pretende lograr en los tribunales lo que no se consigue de modo democrático. Como ha sucedido en Vilafranca y en Pollença. La detestable judicialización de la política ha convertido a los jueces en diseñadores de listas electorales.

(Publicado en Última Hora 28.3.2015)

24 marzo 2015

NADA CAMBIA EN ANDALUCÍA

Ya ven, una "victoria histórica e indiscutible" a decir de la líder del PSOE en Andalucía, es que tu partido pierda más de 118.000 votos con respecto a las últimas elecciones autonómicas y más de 4 puntos porcentuales. Pero como el PP ha caído mucho más (medio millón de votantes, cuando en 2012 fue la fuerza más votada aunque no logró formar gobierno), pues Susana Díaz se da por satisfecha, aunque tendrá que buscar pactos para lograr un gobierno mínimamente estable, lo cual no supone ninguna mejora con respecto a la legislatura que ella decidió liquidar anticipadamente. A esto los socialistas de Balears les parece un síntoma premonitorio del #canvisegur que ellos pretenden, aunque lo de Andalucía es todo menos un cambio. Una perpetuación en el gobierno inédita en Europa, con un paro galopante y sistémico y una corrupción bochornosa que apunta a dos expresidentes de la Junta de Andalucía y por la que nadie en el PSOE ha asumido ninguna responsabilidad política pese a los 855 millones de euros en que la jueza Alaya estima el fraude.
 
El PP se desploma estrepitosamente, pero no sería riguroso extrapolar Andalucía con el resto de España. No en vano, esta comunidad autónoma es considerada el único feudo socialista. Pero el toque de atención a los populares es mayúsculo, no podemos negarlo. Parece que muchos votantes descontentos con el PP optan ahora por Ciudadanos de Albert Ribera, un partido que echa las redes en el enorme caladero del centro nacional. Los de Podemos son quienes irrumpen con más fuerza, pero lejos de poder ser alternativa de gobierno. Van lanzados, pero no tanto como algunos pronostican y eso a costa de liquidar Izquierda Unida, más dividida y fragmentada que nunca.
 
¿Podemos extrapolar los resultados de Andalucía a Balears? No es riguroso hacerlo, pero me arriesgaré a pronosticar una caída del PP menos grave de lo que muchos piensan, acompañada de un moderado descenso del PSOE. MÉS se mantendrá o quizás subirá ligeramente y Podemos entrará en el Parlament con fuerza, pero no tanta como para ser decisivos. El Pi y Podemos también lograrán una mínima representación parlamentaria que le será negada por los electores a UPyD y VOX, como ha sucedido en Andalucía.

En resumen, es probable que aunque sea la fuerza más votada (como siempre en unas elecciones autonómicas en Balears) el PP pierda su mayoría absoluta y que tenga que intentar pactar con El Pi y/o con Ciudadanos. Los socialistas lo tendrán peor para negociar con MÉS y con Podemos un tercer Pacto de progreso, pero no se puede descartar. Los votantes tendrán la última palabra, que para eso estamos en democracia, pero cuesta creer que después de la experiencia, estén dispuestos a aceptar un gobierno multipartito con reparto de consellerías y butacas.

(Publicado en http://www.mallorcadiario.com/nada-cambia-en-andalucia/)


17 marzo 2015

ZAIDA Y "LOS NUESTROS"

 
A riesgo de ser acusado por el ministro de Defensa, Pedro Morenés, de manchar el buen nombre de las Fuerzas Armadas, pecado del que acusó frívolamente a la diputada de la Comisión de Defensa Irene Lozano (UPyD) y con el que pretende acallar toda crítica, voy a mostrar mi punto de vista sobre los casos de abusos que recientemente han saliendo a la luz pública en el ámbito militar. Me refiero a los que afectan al teniente Luis Gonzalo Segura y a la comandante Zaida Cantera.
 
Mi opinión no está basada en criterios meramente subjetivos, sino en mi experiencia personal -lo digo con toda modestia-, por haberlos vivido de cerca cuando no directamente y con perfecto conocimiento de todos los detalles, hasta los más pequeños. Mis responsabilidades en la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), primero como responsable de Comunicación y Prensa y más tarde como secretario general, me permitieron conocer de primera mano casos flagrantes e intolerables de abusos e injusticias que si son rechazables en cualquier ámbito, aún debieran serlo más en el ámbito de la Administración, aunque se trate de la Administración militar. No fue así. El ámbito castrense se demostró siempre como muy propicio a los abusos y extralimitaciones, sin que las víctimas pudieran, en la mayor parte de los casos, denunciar ni esperar protección de ningún tipo si los abusos procedían, como suele ocurrir, de elementos superiores en la cadena jerárquica. El mero hecho de denunciarlos era entendido como un ataque inasumible a la disciplina y al orden jerárquico, valores capitales a los que todo lo demás -incluida la eficacia y operatividad- están subordinados sin excepción.
 
La diferencia que observo claramente es que hace unos años lo que sucedía dentro de los cuarteles no parecía importar a nadie, por más esfuerzos que hacíamos desde las asociaciones profesionales por trasladar a la opinión pública los casos más graves de abusos e injusticias. Afortunadamente esto está cambiando y la ciudadanía -y también los medios de comunicación- no son ajenos a este tipo de circunstancias. Algo hemos avanzado. Y además, antes los denunciantes eran habitualmente soldados y guardias civiles de la escala básica, excepcionalmente algún sargento. Ahora vemos cómo también denuncian algunos oficiales, lo que demuestra que algo está cambiando y que cada vez hay más militares que no están dispuestos a soportar situaciones injustas o arbitrarias, no solo en las escalas inferiores, sino también entre los mandos.
 
Como digo, los abusos en el ámbito militar no son en absoluto excepcionales. No digo que no existan mecanismos legales para denunciarlos y reprimirlos, pero sí que activar estos mecanismos es muy dificultoso y que entrañan para la víctima una situación de vulnerabilidad añadida, ya que se coloca automáticamente en el punto de mira de la organización entera. Cuando el ministro Morenés habla de que desde su departamento existe "tolerancia cero" con el acoso sexual, se refiere a la teoría porque en la práctica la tolerancia cero es hacia quienes en calidad de víctimas, deciden en un ejercicio máximo de dignidad y amor propio, denunciar y enfrentarse a un superior, quien por el hecho de serlo goza de la protección de sus iguales en empleo o escala y del sistema en general. Inevitablemente se somete al denunciante/víctima a un escrutinio exagerado que a menudo ya supone un acoso per se. El sistema (la cadena jerárquica) tritura psicológicamente a quienes se atreven a plantar cara a un superior, por más razón que le asista, ya que le considera una amenaza al statu quo. En la gran mayoría de veces, se acosa a la víctima hasta conseguir que presente un cuadro de patología psicológica/psiquiátrica, lo que es utilizado inmediatamente  para desacreditar su relato: "pobrecito, está loco". He conocido decenas de casos que responden perfectamente a lo que en el ámbito civil se denomina mobbing y que en el ámbito militar ni siquiera existe, tal es la perfección de la "tolerancia cero" a la que se refiere Morenés. Y si no, que nos diga cuántos casos se han constatado de acoso laboral en las Fuerzas Armadas (o en la Guardia Civil) en los últimos 10 años. ¡Ni uno!

No quiero citar a nadie porque sería injusto olvidarme algún nombre, pero ahora recuerdo a magníficos profesionales que se atrevieron a plantar cara y a anteponer su dignidad por encima de todo. Fueron masacrados por ello. Algunos fueron expulsados, muchos privados de libertad como si fueran delincuentes peligrosos y separados de sus familias. Muchos fueron declarados no aptos para el servicio y fueron jubilados (con el enorme coste para las arcas públicas que eso conlleva) y enviados a sus casas en tal de apartarlos del resto del personal, como si se tratara de un virus. Sé de lo que estoy hablando. Unos pocos siguen en activo, con un enorme coste profesional y personal. El caso de la comandante Zaida Cantero y del teniente Gonzalo Segura son graves y por eso han sido objeto de atención por parte de la prensa, pero puedo asegurar que no son extraordinarios, sino mucho más habituales de lo que la gente imagina.

Mientras los militares no sean considerados por la Administración como trabajadores públicos con dignidad y sujetos de derechos, una parte del franquismo seguirá perviviendo en los cuarteles de los Ejércitos y en los Puestos de la Guardia Civil. La gente no lo verá, pero de puertas para dentro este país continúa con ciertas instituciones, como a las que nos referimos, que no han interiorizado la Constitución ni los Derechos Humanos. Al menos ahora salen a la luz algunos episodios, vergonzosos y vergonzantes, que sirven para que algunos abran los ojos sobre la realidad que sufren los militares y los guardias civiles en España, uno de los pocos países de la Unión Europea que utiliza a militares para tareas de policía, aunque a nadie le importa. El caso de Zaida da idea de la degradación moral de la institución militar. La serie de televisión "Los nuestros", que emite Telecinco y patrocina el ministerio de Defensa, es pura ciencia ficción y pretende engañar a los ciudadanos sobre lo que pasa en los cuarteles. La realidad es Zaida. Lo cotidiano. Lo repugnante.
 
(Publicado en http://www.mallorcadiario.com/zaida-y-los-nuestros/)