Cuando se cumplen dos años de gobierno municipal del PSOE
Vila y Guanyem Vila, acontecimiento planetario que ni en sus mejores sueños
llegaron los protagonistas a imaginar -y créanme que se nota-, este sábado se
reunieron en la sede de UGT para hacer valoración de este periodo. Desde luego
nadie podía esperar tanta sinceridad -y aún menos por parte de gobernantes- y
autocrítica como para reconocer los errores cometidos ni las decepciones
causadas. Pero tampoco cabía esperar un nivel de autocomplacencia y de
felicidad consigo mismos, hasta el nivel de presumir de aquellas cosas por las
que sus convecinos sienten bastante vergüenza.
Nada hay que objetar a que hayan peatonalizado 17.000 metros
cuadrados del centro de la ciudad, de forma que los coches ya no los pisen.
Ahora solo tenemos que preocuparnos por evitar ser atropellados por las bicis
cuando paseamos por Vara de Rey. Tampoco hay que criticar la ausencia de
enfrentamientos entre PSOE y Guanyem, que quieras que no, es algo que se
agradece, pero que para ser justos debiera ser lo normal. Además, a juicio de
lo observado hasta ahora, se diría que la comunión política entre PSOE y
Guanyem en Vila es tan grande y tan perfecta que se avizora para las próximas
elecciones municipales una coalición, para enfado de Podem Eivissa. No en vano,
desde la formación que lidera Gloria Santiago en Vila, se considera a Joan
Ribas no menos que un quintacolumnista.
Una ciudad
cochambrosa
Que desde el equipo de gobierno municipal se saque pecho por
la nueva contrata de limpieza, es síntoma de grave alejamiento de la realidad.
La ciudad está tan cochambrosa como al principio del mandato del alcalde Rafa
Ruiz. Es cierto que hay contenedores nuevos y que eso supone una leve mejoría,
pero no lo es menos que la suciedad es la tónica dominante. Y no solo porque
los guarros que ensucian son muchos, sino porque la limpieza es poca y
deficiente. No negaré que Dalt Vila y Vara de Rey sean objeto de especiales cuidados,
pero en el resto de barrios de la ciudad la situación es deplorable y causa
vergüenza. En Ibiza, las calles no se barren o se hace escasamente. Las aceras
están llenas de papeles y colillas. Solo conocen el agua en las contadas
ocasiones en que llueve. En mi calle algún puerco vomitó una noche hace más de
tres semanas y allí sigue el regalo y lo mismo ocurre con los excrementos de
perros.
Emisario
La sustitución del emisario de la bahía de Talamanca es una
buena cosa, a qué negarlo, pero el problema sigue siendo la depuradora de Vila
y de eso no hay muchos avances ni los habrá en breve. Y mucho me temo que donde
se ha ubicado el emisario, la porquería que por él se vierte en el mar saldrá
de Talamanca para ir a Playa d’en Bossa. Al tiempo.
Centro de acogida
municipal
Por último, tratar de vender como positivo el impulso para
la creación del albergue o centro de acogida municipal, es un sarcasmo. Obviar
la oposición vecinal a este proyecto y la demanda existente para que se haga en
Es Gorg, aún más cuando se sabe que habrá que demoler el viejo retén de la
Policía Local de la calle Vicent Serra, para edificar inmueble nuevo, es bastante
irresponsable en términos políticos.
Tráfico y
aparcamiento
Por último, el equipo de gobierno municipal omite las
dificultades de circulación y aparcamiento que sufre la ciudad. Su apuesta por
priorizar a los peatones es muy loable, pero eso no hará desaparecer los
vehículos, por más que algunos quisieran. El colapso que se observa en las
calles de Vila es notable y la falta de aparcamientos, algo evidente que no
parece que vaya a solucionar el aparcamiento subterráneo que proyecta la
Autoritat Portuària en la Avinguda Santa Eulària.
Port de Vila
De la situación del Puerto no diré hoy nada porque merece un
análisis mucho más profundo, pero descuiden que lo tendrán a no tardar, ya que
no satisface a nadie excepto a nuestros complacidos munícipes.
Chalé patera
No quiero terminar estos borrones sin felicitarme por el
anuncio del Ayuntamiento de Sant Antoni de Portmany de actuar con contundencia
contra el propietario del “chalé patera”, que aloja a más de 100 trabajadores.
Se enfrenta a una multa de hasta un millón de euros, lo cual no está nada mal,
aun teniendo en cuenta que lleva desarrollando la lucrativa y poco ética
actividad varios años. Lo sorprendente es la tardanza en la medida y que no se
ordene el precinto de la vivienda, habida cuenta de que, como reconoce el
propio consistorio, esta medida se ordenó en anteriores ocasiones sin que fuera
llevada a cabo. Con los antecedentes del titular del inmueble, conviene actuar
con total contundencia y sin medias tintas.
Que pasen un feliz domingo.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)