09 mayo 2020

DOS DÍAS PARA LOS PEATONES Y CINCO PARA LOS COCHES


Hace muchos años en la calle Reina María Cristina de Palma había un autocajero. Tú ibas y sin bajarte del coche tenías a tu alcance un cajero automático. Exactamente igual que un McAuto, pero en lugar de pillar hamburguesas sacabas pasta de tu cuenta del Santander. Igual volveremos a verlos pronto porque ahora el vehículo particular se ha convertido en un medio de protección contra el coronavirus y su uso para ir a trabajar lo recomienda hasta el ministro José Luis Ábalos, número dos del PSOE. Eso sí, solo un pasajero por fila. Vamos, que puedes echar un polvo a tu pareja en casa pero en el coche que se siente atrás. Y así todo.

La semana pasada el presidente de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP) y alcalde de Vigo, el socialista Abel Caballero, anunció en TVE que peatonalizaba algunas de las principales arterias de la ciudad, pero solo los fines de semana. Tal cosa solo se puede vender como una peatonalización recurriendo a mucha caradura. No han tardado en emularle los dos alcaldes socialistas de las dos principales ciudades Balears: Palma y Eivissa. Ahora forma parte del ideario del PSOE cortar el tráfico sábados y domingos y venderlo como una peatonalización. La desfachatez alcanza proporciones considerables cuando justifican la medida en la movilidad sostenible y en la lucha contra el cambio climático. Solo en fin de semana, claro. El resto de días el coche particular es el rey, como ha sido siempre y como debe ser.

Palma es una ciudad emocionante. Los transeúntes viven con la intriga de que cualquier día les cae un árbol encima y los deja secos allí mismo, como le pasó a una turista alemana en Dalt Murada en noviembre del año pasado o como casi le sucede el miércoles a un motorista en la avenida Argentina. Y eso que no es fácil encontrar una ciudad mediterránea donde haya tan poco arbolado. A veces uno tiene la sensación de que lo que se pretende es acabar con los incómodos peatones. O quizás de lo que se trata es de fastidiar al máximo, como cuando se ordena a la Guardia Civil de Tráfico cortar la vía de cintura y retener a centenares de conductores para denunciar a unos cuantos por saltarse el arresto domiciliario. José Hila en Palma y Rafa Ruiz en Eivissa son dos calamidades públicas que bien harían en ser solo alcaldes de fin de semana. Se lo agradecerían tanto coches como peatones.

(Publicado en Última Hora 9/5/2020)