Hace varias semanas
escribí un artículo criticando al diputado de Podem Eivissa Aitor Morrás por su
interrogatorio a Mabel Cabrer en la comisión de investigación parlamentaria de
las carreteras de Eivissa. Morrás me calificó de obtuso y me dijo que le
quedaba claro que yo era “de los otros”, o algo así. Seguramente que nada de
eso me hubiese dicho si no le hubiera criticado, pero eso es lo que tienen la
democracia y la libertad de prensa. Este sábado critiqué la performance que montaron el viernes en la citada comisión de
investigación Salvador Aguilera y el propio Morrás, presentándose en el
Parlament en camiseta durante la comparecencia de Abel Matutes, en lo que a mi
juicio supone una falta de respeto y de decoro notables. Me tildó en Twitter de
rendir pleitesía como buen estómago agradecido y de hacer lo indecible y
esfuerzos desmesurados para llamar la atención. Si yo le hubiera reído la
gracia, Morrás no me hubiese atacado. Este es el concepto que algunos tienen de
la libertad de prensa. Otros compañeros suyos de Podem, como Gloria Santiago,
me acusaron de insultar y faltar al respecto solo por escribir un artículo
criticando el “Consell a la plaça”. Y Miguel Vericad se refirió a mí como un
“helminto”. De todo esto se deduce que si uno critica a un cargo público de
Podemos le caen inmediatamente las descalificaciones personales que hagan
falta. Así entienden algunos de Podem la libertad de prensa. Sucede que les
entra en el sueldo soportar las críticas, como hacen los demás porque nunca
jamás nadie del PSOE, ni del PP, ni de MÉS, me han atacado por un artículo de
opinión que yo haya escrito, y ya llevo algunos años. En el mismo artículo del
pasado sábado critiqué al diputado del PP Álvaro Gijón y él ha encajado la
crítica sin decir ni mu. Los de Podem parecen tener la piel muy fina y
despreciar el papel de la prensa en una democracia.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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