Reconozcamos que la expulsión de Podem Illes Balears de Xelo
Huertas (nada menos que la presidenta del Parlament), Montse Seijas y Daniel
Bachiller estaba cantada desde el momento que fueron señalados por el secretario
de organización nacional, Pablo Echenique. Y admitamos también que es muy
infrecuente, por no decir que es algo absolutamente extraordinario, que un
partido político repudie a algunos de sus cargos públicos de forma tan
ostentosa como ha sucedido en este caso. Lo atribuirán a un proceder ejemplar
motivado por un elevado concepto ético y moral, pero más parece una laminación
de tres elementos críticos con el secretario general, Alberto Jarabo, por su
apoyo a los presupuestos del Govern. A fin de cuentas, esta medida tan drástica
supone a Podem la pérdida de dos diputados de su grupo parlamentario y por
tanto, salen debilitados además de la imagen y credibilidad ofrecida a los
votantes y la ciudadanía en general. Ellos sabrán si salen ganando o salen
perdiendo. Pero lo que ahora tenemos claro es que en la formación morada hay
severas discrepancias sobre el modo de dirigir el partido de Alberto Jarabo,
quien ha pecado de falta de mano izquierda y capacidad de resolver el conflicto
por vías menos traumáticas. Este proceder le erosiona como líder político y es
dudoso que alguien pueda verle como un diputado ajeno a lo que sucede en IB3 y
sin intereses personales en el ente público.
(Publicado en mallorcadiario.com)
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