“Es de gran
importancia disfrazar las propias inclinaciones y desempeñar bien el papel del
hipócrita”, escribió Nicolás Maquiavelo. Alberto Jarabo liquida a las críticas
de un plumazo, sin necesidad de dialogar ni de consensuar. Él, que tan a menudo
se comporta como un catedrático de democracia, dando lecciones a diestro y
siniestro, se nos muestra como un líder con pies de barro, que para acabar con
las disensiones corta cabezas y expulsa a los discrepantes. Para ello no le ha
importado sumir al Parlament en una crisis de envergadura, como tampoco parece
importarles a sus socios de PSIB y Més, lo que ya es más alarmante porque a ver
dónde vas con socios así. No hay precedentes en la historia de nuestra
autonomía de un partido que expulsa a dos diputadas.
“En Podemos, el que la hace la paga”, dijo Jarabo. Pero ¿qué
es lo que han hecho las expulsadas? Se acusa a Xelo Huertas y Montse Seijas
de corrupción, que es lo peor de lo que desde Podem se puede acusar a alguien
en Balears, baldón imposible de borrar de por vida. Todo por defender que el
laboratorio de investigación de Daniel
Bachiller debía seguir subvencionado por el Govern como había sucedido
hasta ahora. Y ambas vieron claro que la decisión del Govern de retirar la
subvención suponía el cierre del laboratorio, inaceptable por lo que supone de
retroceso en el panorama investigador de enfermedades en Balears, a parte de
una descarada represalia contra Bachiller por su oposición a la creación de la
Facultad de Medicina de la UIB. Laura
Camargo llegó a decir en Canal 4 TV que había una “persecución política”
contra Bachiller. ¡Qué razón tenía! ¿Quién iba a sospechar que ella era la
persecutora?
Pero Jarabo, el Maquiavelo de Podem, cuando leyó en Telegram
que Huertas y Seijas amenazaban con votar en contra de los presupuestos, vio el
cielo abierto. Las dos diputadas que más le criticaban por su apoyo a las cuentas
públicas, que no ha llevado al Consejo Ciudadano del partido, podían ser
acusadas de vulnerar el código ético por intentar beneficiar los intereses
particulares de Bachiller. No por hacer algo, sino por manifestar intenciones.
Eso es más que suficiente para botar a las dos diputadas, acusándolas nada
menos que de corruptas. Como si después de la rajada de Seijas no supiéramos
bien que aquí el único que parece haber maniobrado para beneficiar en IB3 a su
antigua productora Quindrop ha sido Jarabo.
(Publicado en Última Hora)
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