23 diciembre 2017

AMPARO

El juez Manuel Penalva, que instruye el caso Cursach, ha pedido amparo al Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) porque se considera hostigado por algunos abogados defensores de los más de cien imputados que hay en la causa. Penalva se queja de que se busca su descrédito como magistrado, con anuncios de denuncias y querellas y, especialmente, con la convocatoria de manifestaciones en su contra. El CGPJ ha aceptado a trámite la petición de amparo, ya que entiende que las actuaciones denunciadas por Penalva pueden ser perturbadoras de la independencia judicial. Sin embargo, un buen número de abogados defensores consideran que Penalva ha perdido su imparcialidad y por ello se han sumado a la recusación planteada por la defensa de Bartolomé Sbert. La sorpresa ha saltado al conocerse que la Fiscalía Anticorrupción ha emitido un informe a favor del incidente de recusación, ya que el juez instructor ha perdido la “exquisitez procesal” al referirse a algunos de los investigados en uno de sus whatsapp con la “madame” como unos “hijos de puta”.

El CGPJ investigará el asunto y pedirá explicaciones a los convocantes de las manifestaciones. Nada se dice sobre a quién pueden pedir amparo los imputados aludidos con el insulto antes citado, aunque está claro que el TSJIB ya acordó no concederlo al inadmitir a trámite las querellas contra el propio juez y el fiscal Miguel Ángel Subirán. Lo único que podría suponer algo parecido al amparo sería que se admitiese la recusación, separando a Penalva de la instrucción del caso y nombrando a otro juez. Pero ya veremos, porque el magistrado recusado se opone a ser removido de su puesto. Aflora por tanto la primera discrepancia entre el juez y la Fiscalía, por más que sea Juan Carrau quien firma el informe, que jamás firmaría Subirán, fiscal del caso.

La semana en que definitivamente se ha jubilado el juez José Castro, resulta hilarante comprobar que el magistrado que resultó más injustamente vituperado incluso en programas de televisión nacionales y en todo tipo de tertulias, solo por atreverse a llamar a declarar a la infanta Cristina, nunca sucumbió a la tentación de pedir amparo al CGPJ como ha hecho ahora Penalva, demostrando tener la piel muy fina. Lamentablemente no todo el mundo encaja las críticas igual, pero cuesta creer que el órgano de gobierno de los jueces pretenda prohibir manifestaciones legales. El colmo.

(Publicado en Última Hora)

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