Dice Puigdemont que “el pueblo de Catalunya, el día 1 de
octubre, decidió la independencia en un referéndum con el aval de un elevado
porcentaje de los electores. Un porcentaje superior al que ha permitido al
Reino Unido iniciar el proceso del Bréxit y con un número de catalanes mayor
del que votó el Estatut d’Autonomia de Catalunya”. Omite que el referéndum fue
ilegal por anticonstitucional y por antiestatutario, pues sus promotores no
tienen una mayoría reforzada en el Parlament para convocarlo legalmente.
Además, ¿de dónde se saca los resultados y el porcentaje de electores? ¿Qué
organismo independiente ha validado los resultados? Nadie. Ha sido la propia
Generalitat en pucherazo infame que ningún demócrata puede aceptar. Ni siquiera
los observadores internacionales que invitó la propia Generalitat han admitido
que los resultados sean válidos. En el Parlament
de Catalunya solo Junts pel Sí (PdCAT y ERC) y la CUP los dan por correctos,
justo quienes aprobaron de forma ilegal llevarlo a cabo, con la ausencia de
casi la mitad del Parlament, y quienes han hecho el escrutinio. Pero les da
absolutamente igual porque su objetivo es proclamar la independencia, sea como
sea. Pero no pueden ampararse en el “pueblo de Catalunya”, porque eso es falso.
Puigdemont admite que ese referéndum ilegal les ampara para
derogar el Estatut, pero sin cumplir con lo que en él se establece. Pretender
armar un nuevo Estado en forma de república, que nace de la ilegalidad
flagrante y del fraude democrático que constituye un pucherazo como este, es un
despropósito colosal que solo los más fanáticos pueden abrazar. ¿Y así pretende
sostener una negociación el president de la Generalitat con el Gobierno de
España? Lo que pretende el bloque independentista es alumbrar un estado
totalitario y fascista.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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