No es cuestión de hacer leña del árbol caído
ni de escarnecer a nadie por una racha de mala suerte, de la que nadie puede estar
a salvo si el destino nos aboca a la desgracia. Pero ¡caray!, ya es mala suerte
que las moscas se ceben en los quirófanos de los hospitales pitiusos. Este año
ya han obligado a cerrar durante algunas horas los quirófanos del Hospital de
Can Misses en enero y ahora en el Hospital de Formentera. Nada de esto ha
sucedido en el Mateu Orfila de Menorca, ni en los mallorquines hospitales de
Son Espases, Son Llatzer, Manacor o Inca. ¿Será casualidad? Seguramente. Pero
ya es mala suerte, ¿no? Porque un caso, vale, pero dos ya indican tendencia. Y
no es plan de dar respuesta a la pregunta con que titulo hoy estos borrones,
pero ya se sabe que quien piensa mal, acierta.
Promesas electorales
Se hace preciso denunciar los
incumplimientos de los compromisos electorales de los distintos partidos
políticos, lamentablemente tan frecuentes, y que constituyen toda una estafa a
la ciudadanía asimilable, en mi opinión, a la corrupción política. Es el caso
de la negativa de Guanyem Eivissa, partido que integra el equipo de gobierno
municipal de Vila, de consultar a los vecinos sobre el nuevo albergue que se
construirá en el antiguo retén de la Policía Local de la calle Vicent Serra i
Orvay. Prometieron que nada de importancia se haría sin el apoyo
ciudadano, pero ahora incumplen con la
palabra dada. Así, no es extraño que la Asociación de Vecinos del Eixample Nou
se muestre dispuesta a acudir a los tribunales para intentar paralizar la
imposición del equipo de gobierno y su negativa, no debidamente explicada ni
justificada, de construir el albergue en Es Gorg, que cualquiera diría que está
en el Himalaya, cuando el Centro de Salud de la Ciudad está más lejos y todos
los vecinos que tienen que ir, van.
Hipocresía política
Pero también es conveniente denunciar
aquellos casos de hipocresía política en los cuales los partidos sostenían una
determinada postura cuando estaban ejerciendo la oposición y una vez que llegan
al gobierno, defienden la contraria. Es el caso del Consell d’Eivissa, que
ahora medita la privatización del servicio de Inspección Técnica de Vehículos
(ITV), algo que criticaron duramente cuando se insinuó tal posibilidad desde el
gobierno insular en manos del PP durante la legislatura pasada. Hay que ver. Yo
me pregunto: ¿qué hace un organismo público supramunicipal con características
de ente local gestionando un servicio de ITV, que podría llevar a cabo
cualquier empresa privada sin ningún problema? Es cierto que posiblemente
supondría un aumento de las tarifas, pero ¿acaso es aceptable que la lista de
espera supere los 5 meses? En absoluto lo es y si para mejorar el servicio debe
adjudicarse a una empresa, pues bien hecho. El tema de la ITV, tanto en Ibiza
como en Formentera, donde la baja médica del mecánico que allí trabaja obligó a
paralizar el servicio, es de esos que debiera hacer caer la cara de vergüenza a
nuestros políticos. Ya es buena hora de poner solución a un problema que, a decir
del tiempo que se padece, pareciera más difícil que evitar que las moscas
entren en los quirófanos de la sanidad pública pitiusa. ¿No es de chiste?
Feliz domingo.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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