19 septiembre 2017

RECIBIR LECCIONES DE DEMOCRACIA DE SEGÚN QUIÉN

Es tremendo -y en cierto modo insufrible- andar viendo cómo según quién se permite el lujo de aleccionar sobre democracia a los demás. Quizás esto sea lo peor del proceso independentista, en mi opinión. Porque leer a muchos de los que lanzaron panegíricos a la muerte de Fidel Castro, o son incapaces de censurar el encarcelamiento de líderes opositores en Venezuela, hablar ahora de ataque a las libertades civiles en España porque se registren imprentas y se intervengan planchas, la verdad, es hiriente.

La aplicación de la Ley no me parece antidemocrático. Quizás lo antidemocrático sea haber tenido que llegar hasta este punto, pero de esto no se puede culpar solo a una parte, sino a ambas. Pero como últimamente oímos decir a la gente de Junts pel Sí y de la CUP, ellos argumentan tener un mandato del pueblo de Catalunya, expresado en las últimas elecciones autonómicas, que ellos plantearon como plebiscitarias. Otra falacia descomunal, porque ganaron por poco en escaños, pero en votos fueron derrotados, aunque eso no les importa.

Todo el mundo pudo ver por televisión de qué modo se aprobaron en el Parlament de Catalunya la ley del referéndum y la ley de transitoriedad jurídica. Y que sean quienes las aprobaron con desprecio máximo hacia el procedimiento legal, el Estatuto de Autonomía y los derechos de los diputados de la oposición, quienes anden dando lecciones de lo que es o no es democrático, es un tanto escarnecedor. Aquello fue todo menos democrático. Y ahí está el origen del vicio que presenta el Referéndum.
Pretender que en menos de 30 días desde la aprobación a la fuerza de unas leyes, se lleve a cabo un Referéndum de autodeterminación con gravísimas consecuencias para todos los habitantes de Catalunya, es todo menos democrático. Pero les da igual, porque están determinados a declarar la independencia unilateral sea como sea. Si el Estado les da excusas, mejor que mejor. Pero como el Estado también parece determinado a impedir el Referéndum, pues ganará el más fuerte. Y el más fuerte es sin duda, el Estado, que puede argumentar que está aplicando la Ley, aunque sea imputando a 700 alcaldes que igual se lo merecen y no debieran serlo por despreciar la Ley.

Obviamente que el conflicto precisará de una solución política en su momento. Ahora desde luego, no. Ahora hay que restablecer la legalidad con los instrumentos que la Ley dispone. Sin complejos y sin temor. Por mucho que quienes la conculcan de modo tan grosero, haciendo de su capa un sayo, acusen al resto de no respetar la democracia. La democracia no es pisotear la Ley. Y quien lo hace, debe cargar con las consecuencias de ello.


Y en todo este fregado, los oportunistas de Podem ven el cielo abierto para erosionar aún más al PP, verdadero objetivo a batir para ellos. Si hace falta alinearse con el independentismo, pues se hace y no pasa nada. Su propósito es tumbar la Constitución y abrir un proceso constituyente, como tienen más que anunciado. Y para hacerlo les viene genial todo lo que está pasando en Catalunya. Quieren demolerlo todo y comenzar de cero y cuantos más daños se produzcan en el entramado institucional y político, tanto mejor. Pero difícilmente pueden los que vienen a demoler, construir nada. Lo suyo es destruir, no construir.

(Publicado en mallorcadiario.com)

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