Afloran con fuerza las discrepancias entre los firmantes de
los Acords pel Canvi (PSIB, Més per Mallorca, Més per Menorca y Podem), ahora a
cuenta de la Ley del alquiler turístico. Podem (la formación que debate
integrarse en el Ejecutivo Armengol-Barceló aunque no se cortaría un pelo en
votar en contra de una de las leyes estrella del Govern) no garantiza su apoyo
al texto si no se aceptan sus enmiendas. Es posible que lo que pretendan, como
ya han hecho otras veces, es tensar la cuerda para forzar la situación, pero
quién sabe de lo que serían capaces si llegado el momento, no se aceptan sus
postulados. Desde luego, Podem Eivissa no podría aceptar que dada la “emergencia
habitacional” que se padece en las Pitiusas, la Ley no vete el alquiler
turístico en aquel territorio. No podrían aceptarlo ni podrían asumir sin un
terrible coste un cambio en su discurso político. Lo cierto es que la
legislatura entra en una fase muy movida, donde las divergencias de los
partidos de izquierdas se acentuarán sin disimulo, a fin de posicionarse del
mejor modo de cara a las futuras elecciones autonómicas.
Podem exige desde ya que para aprobar los próximos
presupuestos, en ellos se incremente la cuantía que los turistas deben pagar
por pernoctar en Balears a través del impuesto turístico. La ecotasa siempre
les pareció poca y quieren hacer más caja. Desde Més y PSIB se cederá en este
asunto sin problemas, porque además, creen en ello. Pero solo ellos cargarán
con el efecto negativo de una subida de impuestos. Podem sale indemne y
fortalece su posición. Y les animará a plantear nuevas exigencias de tipo
impositivo que a ver cómo moderará el Govern.
Que PSIB, Més y Podem acaben aprobando un proyecto de
desdoblamiento de la carretera de Llucmajor a Campos, les da un barniz de
moderados y pragmáticos, aunque hay quien lo considera una traición en toda
regla, como el GOB o Terraferida, dispuestos a tirar de hemeroteca para sacarles
los colores a quienes afirmaban no tener dicha vía como una prioridad.
Recuerden aquello de “qui estima Mallorca no la destrueix”. Los apóstoles del
decrecimiento no quieren una nueva carretera desdoblada -ni sin desdoblar-, pero
sucede que la realidad es tozuda y que, al final y pese a los retrasos, no se
puede hacer otra cosa. Y además, las discrepancias en el seno del Pacte -y las
críticas de los ecologistas- hacen fuerte al PP y a Ciudadanos.
(Publicado en Última Hora)
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