Con la puesta en marcha del nuevo emisario de Botafoc, la
porquería que vertemos en el mar proveniente de una depuradora de Vila que no
da más de sí, ya no se quedará en la bahía de Talamanca, sino que irá a parar
un poco mar adentro. Los 7,2 millones de euros invertidos en la nueva tubería,
harán que no tengamos que cerrar la playa al baño cada vez que una de las
decenas de embarcaciones que fondean sin control en Talamanca, rompe el
emisario con su ancla. De este modo podremos ceder a otro lugar el récord de
banderas rojas de Balears, lo cual siempre es positivo. Por lo que parece, el
problema no estriba en la mierda que va al mar y que hace que el agua de la
playa no sea apta para el baño. El problema es que lo veamos. Con el nuevo
emisario lo que se hace es echar el agua mal depurada bajo la alfombra y así
nos quedamos todos mucho más tranquilos. Este es nuestro concepto del medio
ambiente, un ecologismo de postureo, más falso que los dientes de mi abuela.
Nos rasgamos las vestiduras con la posidonia que destrozan los yates con sus
anclas, pero no nos importa lo más mínimo lo que pueda afectarla la mierda que
soltamos al mar. Ahora un poco más alejado de la costa, que así lo vemos menos
y no habrá que cerrar la playa cada dos por tres. Que encima se nos diga que no
se desmontará el viejo emisario para no dañar la posidonia es de traca. No se
desmontará porque cuesta un dineral hacerlo, no por otra cosa.
A por el director del
Puerto de Eivissa
No creo que sea una exageración hablar de auténtica cacería
la emprendida por algunos contra el director del Puerto de Eivissa, Joaquín
Jiménez. Impresionan los ataques que recibe y no se comprenden muy bien, porque
evidentemente este funcionario de la Autoridad Portuaria de Balears, tiene sus
competencias y el Ayuntamiento tiene las suyas. Causa confusión que por un lado
se diga que se quiere recuperar el puerto para los ciudadanos y que sea un
espacio más abierto a la gente, pero por otro lado se pretenda cerrar los accesos
al muelle de pescadores, por ejemplo. Dice el conseller insular de Medio
Ambiente, Miquel Vericad, que aquella es una zona donde la gente pasea y se puede
tropezar y caer al agua. Hombre, claro, y en el muro, y en La Marina. En todo
el paseo marítimo. Pero se optó por abrir los espacios portuarios al público. O
eso se nos dijo. Y ahora resulta que quieren cerrar el perímetro del muelle de
pescadores. Pero ¿qué broma es esta? Y por cierto, se lamenta el alcalde Rafa
Ruiz de que pasan cosas en el puerto y el director no las sabe. Tiene razón. Lo
mismo les pasa a los vecinos de Sa Colomina, que pasan cosas y no las saben,
que el Ayuntamiento toma decisiones sobre el albergue sin contar con ellos y en
ese caso, a él no le importa.
Taxis piratas
Debemos apoyar la exigencia del colectivo Élite Corsaris d’Eivissa
para que se tipifique en el Código Penal y se considere delito el transporte
ilegal. Yo creo que se quedan cortos y que lo ideal sería que se castigue como
un delito de lesa humanidad con cadena perpetua y trabajos forzados. ¡A la
cárcel con ellos y a picar piedra! Se iban a enterar esos piratas de lo que
vale un peine. Ya está bien de condescendencia. Mano dura y mucha cárcel.
Hombre, digo yo que igual pedir más multas económicas sería más razonable, ¿no?
Pero lo de pretender ir a los juzgados con los taxis piratas resulta un poco
excesivo y desproporcionado, además de que nada solucionaría. ¿No se han
enterado de lo bien que funciona la Justicia en España? No iban a condenar ni a
uno solo.
‘Haters’ y ‘lovers’
Una pluma de las más brillantes que escriben en Ibiza, por
supuesto en este periódico, habla de “haters” (u odiadores), caradura, perro a
sueldo y otras lindezas. Sin duda se refiere a mí. Teniendo en cuenta que él se refiere en el
mismo artículo al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, como “sujeto
semi-humanoide”, o a Pedro Sánchez como “estulto de manual y sinvergüenza a
tiempo completo”, o a Albert Rivera como un líder del que “es difícil discernir
donde empieza su boca y donde acaba el prepucio del PPresidente”, no cabe duda
de que acabé bien parado. Leyendo sus sabias reflexiones cargadas del respeto
que él exige para sí y para los de Prou! y sus tortillas payesas, es fácil
deducir que nos encontramos frente a un “lover” que se atribuye en exclusiva la
facultad de criticar lo que no le gusta. Y si a alguien no le gusta lo que hace
Prou!, pues se le insulta, se le exige respeto y se le amenaza: “(…) que las
múltiples ratas humanas que hacen uso y abuso de lo nuestro, abandonen este
barco llamado Pitiusas”. Si esto no es fascismo, yo diría que se acerca
bastante. Pero ya ven, él es todo un “lover” y yo, un “hater”. Hoy la
plataforma Prou! se comerá una tortilla payesa en Cala Bassa. Espero que no se
les indigeste. Siguen rehuyendo el consistorio de Sant Josep, responsable
último de la masiva colonización de la playa por hamacas y sombrillas. Pierden
el tiempo, pero cada cual es libre de gastarlo como mejor se le antoje.
Que ustedes lo pasen bien.
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