Este jueves más espectadores vieron la película de vaqueros
de la tarde que el programa estrella de la TV pública IB3, ‘Dues Voltes’, que
obviamente se emite en horario de máxima audiencia pese a que cosecha mínima
audiencia. En descargo del programa hay que reconocer que la película era
buena, “La verdadera historia de Jesse James” (1962), pero en su contra diremos
que los malos resultados son recurrentes, persistentes e innegables, lo que no
quita el sueño a los responsables de la cadena, por lo que se ve. Y es que
desde que Podem metió sus zarpas en el ente público IB3, no levantan cabeza. Eso
sí, está hecha por magníficos profesionales y dirigida por profesionales
magníficos, pero nadie la ve. La programación es espléndida; la información,
inmejorable; la pluralidad, máxima; pero las cifras de audiencia son
inexplicablemente paupérrimas y lastimosas.
Además, y para acabar de entregar la televisión autonómica a
los podemitas, se ha adjudicado los servicios informativos a Liquid Media,
empresa del grupo Mediapro, por al menos dos años prorrogables dos más. No hay
más que ver los programas de La Sexta para comprobar el gran trabajo que
realizan a favor de los de Pablo
Iglesias y Alberto Jarabo. El
Govern de Francina Armengol ha
vuelto a faltar a la palabra dada a los trabajadores de los informativos, como
ya hizo en su día el president Xisco Antich,
con lo de la internalización. Y lo peor es que lo hace estando al frente del
Ente Andreu Manresa, quien se traga
un sapo sin inmutarse, aunque tampoco el SPIB ha dicho nada con un silencio elocuente
que les retrata. La última ocurrencia de los directivos de IB3 ha sido la de
restar importancia a las audiencias para presumir de lo mucho que se ve el
canal en Internet. No estaría mal, entonces, que se abandonen las emisiones
convencionales, lo que supondría un gran ahorro, porque ahora mismo cada punto
de audiencia sale por un ojo de la cara. Y aunque es cierto que no puede
medirse IB3 únicamente por la gente que la ve, lo cierto es que parece una tele
hecha para los que la dirigen. Aunque es dudoso que incluso ellos la vean.
Parece que la lleven al desguace.
Hablando de desguazar, resulta bastante irónico que los
mismos que hace dos años defendían con vehemencia que lo mejor era demoler el
Palau de Congressos de Palma, ahora exhiban sus bondades y se paseen orgullosos
por sus instalaciones. Es lo que tiene la política.
(Publicado en Última Hora)
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