02 enero 2016

¿CAMBIO TRANQUILO?

Palma debe ser posiblemente la ciudad que más veces ha cambiado su topónimo de toda España. A cada cambio de color político del equipo de gobierno municipal le sucede invariablemente un cambio de denominación de la ciudad. De Palma a Palma de Mallorca y viceversa. Somos una comunidad que a falta de problemas más acuciantes se entretiene cambiando el nombre de su capital cada pocos años. Nadie puede llevarse a engaño porque el PSIB llevaba en su lema de campaña de las autonómicas y municipales una advertencia muy clara: “Pel canvi segur”. Se referían a que el nombre de la ciudad mutaría con el de su alcalde. Cada equipo de gobierno se cree con el derecho de decidir el nombre de la ciudad y para esto Aurora Jhardi no convoca referéndums, ni falta que hace.

Armengol anima a Pedro Sánchez a lanzarse al vacío pactando con Podemos, como ha hecho ella misma ya se ve con qué éxito, relegando al PSIB a la tercera posición y cediendo el liderazgo de la izquierda. Es verdad que ella es la inquilina del Consolat de Mar, que es lo que interesa, seamos claros. Pero Armengol obvia que no es lo mismo pactar la alcaldía de Palma, o de Calvià, o de Inca (por citar algunos ejemplos), o incluso el Govern autonómico, que pactar el gobierno del país. La líder de los socialistas saca pecho de los pactos porque le permite a ella gobernar con permiso de otros que le roban electores a puñados (Més y Podem, claro está), pero ¿a costa de qué? Eso ni se lo plantea pese a que el PSIB ha perdido el gobierno cada vez que lo ha tenido a las primeras elecciones que se han celebrado. Su gestión nunca ha sido aplaudida,  pues jamás ha revalidado un gobierno autonómico. Además ha pasado de tener un 28% del electorado en 2007 a un 18% en 2015. Con este brillante currículum Armengol da consejos a Sánchez. La responsable máxima del partido socialista, superado en 22.800 votos por Podemos (17.000 si contamos los votos al Senado), alecciona al secretario general del PSOE y le anima a ser valiente. “¡Lánzate al precipicio, mírame a mí lo bien que vuelo!”.


No todos los cambios son buenos, porque los hay a mejor y a peor. Sánchez prometió “el cambio que une”. Ese fue su lema electoral. Por el momento ha conseguido que el PSOE esté de todo menos unido. Y si sigue los consejos de Armengol y busca ocupar La Moncloa a toda costa es posible que pronto le suceda lo que a ella, que Podemos desbanque al PSOE.

(Publicado en Última Hora)

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