Según he leído, no ha dicho nada especial ni algo que no hubiese dicho ya, por tanto todo ha sido absolutamente previsible y aburrido. Pero desde la superficialidad de quien no ha oído todos los discursos y homilías del Santo Padre, es hora de hacer balance de las JMJ Madrid 2011.
En primer lugar quiero decir que muy al contrario de lo que se nos dice, que los asistentes a la JMJ tienen fuerzas renovadas, etc. yo creo que deben tener una depresión de caballo. Un subidón de este calibre siempre tiene su bajón y el vacío con que ahora deben enfrentar sus vidas tiene que ser parecido al síndrome post-vacacional. Es por ello que el Vaticano debería o bien suprimir las JMJ (cosa poco probable habida cuenta de lo que recaudan…) o bien hacerlas durar todo el año y que no terminasen nunca.
De todo el debate generado por la visita del Papa Ratzinger a Madrid, me quedo con algo que quizá sea una anécdota: los uniformes de los voluntarios. Pase que el evento lo patrocine El Corte Inglés, Movistar, Banco Santander, Fundación Botín, Iberia, Coca Cola, Nutrexpa, Mutua Madrileña, FCC, Endesa, etc. pero ver en la camiseta de los voluntarios el logotipo enorme del oso verde de Caja Madrid me invita a preguntarme ¿qué será lo próximo? ¿Colocar pegatinas y logotipos en la sotana blanquísima del Papa? A veces me pregunto por qué no lo ha hecho ya, como hacen los tenistas, o los golfistas, o los campeones de Fórmula 1. Y entonces me respondo enseguida que porque nadie ha ofrecido aún el dineral que costaría patrocinar el equipamiento del Obispo de Roma.
Soy, como la inmensa mayoría de españoles, católico. Sin embargo no acudo con habitualidad a misa y me sucede porque la Iglesia está muy distante a mí. Y creo que, en general, al común de los humanos. No hablo de las enseñanzas de Jesús, sino que hablo de la jerarquía de la Iglesia católica. Por eso, me fastidia oír al Papa decir que fuera de la Iglesia no hay salvación. “Benedicto XVI ha insistido en que los católicos no pueden ir por libre y que si aspiran a encontrar a Cristo deben forzosamente comulgar con lo que predica la Iglesia y seguir las normas y las pautas de conducta que impone”. Sé que no debiera enfadarme ya que es la doctrina de la Iglesia y nada ha cambiado al respecto, pero me recuerda a aquel líder de una secta que amenaza a todos con el infierno si no se le sigue a él y sólo a él. En esto, como en tantas cosas, el mensaje de la Iglesia es de pura secta. No hay ninguna diferencia...
La Iglesia que se ha podido ver en Madrid está muy lejos de la humildad y la pobreza. Al contrario, está llena de soberbia, de arrogancia, de lejanía de los más pobres y necesitados… aunque bien pensado, la Iglesia y el papado no han estado nunca -y digo nunca- cerca de los pobres, sino de los poderosos. Siempre ha sido así y Ratzinger no lo va a cambiar. Al menos su antecesor ha pasado a la historia por su lucha contra el comunismo y contra algunas dictaduras. Benedicto equis uve palito pasará por luchar contra el relativismo moral. De las guerras, ni una palabra. De los oprimidos, cero. De los pobres, mutis. De los que sufren discriminación, nada que decir… Esta es la Iglesia de la que yo me he separado y de la que tan decepcionado me siento.
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