Oyendo las declaraciones del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, sobre Corea del Norte o Venezuela, se da uno cuenta realmente de lo inapropiado de semejante sujeto para ese cargo. Y es entonces cuando uno duda un instante de las bondades de la democracia, que hace posible que un tipejo así acabe de presidente. Un multimillonario chulo, prepotente y machista siendo el comandante en jefe del ejército más poderoso del planeta y con el arsenal nuclear más destructivo y aniquilador a su disposición, es algo que asusta. Sobre todo cuando lo ves eludir condenar a los nazis del KKK por los incidentes en Charlottesville o prohibir el ingreso de transexuales en el ejército norteamericano con pretextos absurdos.
Lo único que nos consuela es que dentro del propio Partido Republicano los hay dispuestos a pararle los pies y a no transigir con las veleidades populistas de un irresponsable. Ni le permiten liquidar el Obamacare ni le dan los fondos para construir el muro con México. Y otro consuelo: viendo a este patán tuitear compulsivamente, pienso que nuestros gobernantes no son tan malos como a menudo pensamos. Aunque de eso tengo más dudas que certezas.
(Publicado en mallorcadiario.com)
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