Me lo temía. Mucha suerte hubiéramos tenido de librarnos de
la legión de catetos con afán de notoriedad que este verano pululan por
doquier. No iba a caer esa breva. Se dice que en España siempre hemos tenido un
índice superior al resto de Europa en dos cosas: parados e imbéciles. De estos
últimos tenemos para exportar, pero gratis si es preciso. Copiando a lo
mejorcito que hay en Mallorca y en Barcelona, a alguien con cierto grado de
retraso mental le ha dado por pintarrajear grafitis en algunas calles céntricas
de Vila con mensajes contra el turismo. Ya ven. Hace falta ser tarado para atreverse
a tanto en una isla donde prácticamente no hay ninguna actividad económica que
no sea el turismo y sus derivados. Pero no hace falta ensañarse, porque ya se
comprende que el calor derrite las neuronas a cualquiera, aunque mejor sería
que en lugar de pintar las paredes, como el imbécil que hizo lo propio en la
Catedral de Ibiza, pues que se den cabezazos contra ella, que también saldrán
en la prensa y será más productivo para todos.
La ola de calor e imbecilidad que padecemos hará incluso que
un montón de taxistas de otros lados vengan a Ibiza el día 28 de este mes a “limpiar
de taxis pirata”. Querrán decir a colapsar las carreteras que ellos consideran
exclusivamente suyas. Su lucha contra el intrusismo -o lo que ellos dicen que
es intrusismo, por más que las autoridades competentes no lo ven así pero les
dan la razón como a los tontos por no llevarles la contraria, porque
habitualmente se ponen violentos- nos la harán pagar a todos. Tengan cuidado,
que estos se lían a hostias con el primero que se les cruza por delante, aunque
acusan a otros de ser los piratas. Puñetero calor. El Consell Insular debería
regalar aires acondicionados a todos los imbéciles, a ver si así aplacan los
calores y nos dejan a los demás vivir en paz.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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