19 agosto 2017

CALLADOS COMO PUTAS

La mayoría de policías locales citados el jueves por el juez Manuel Penalva, instructor del ‘caso Cursach’, se negaron a declarar y prefirieron permanecer callados como putas, como vulgarmente suele decirse. Sin embargo, aquí las putas son las que tienen una extraña locuacidad y los policías son los que callan como momias. ¿No resulta curioso? Podría pensarse que este silencio es incriminatorio, porque ha de obedecer a que no tienen respuestas lógicas a las preguntas del juez y del fiscal Miguel Ángel Subirán. Pero podría  no ser así en absoluto. Seguramente se trate de que estando la causa declarada secreta desde hace la friolera de ¡4 años!, algo que tiene pocos precedentes en la historia judicial balear,  ningún abogado defensor en su sano juicio recomendaría a un investigado responder a las preguntas de los investigadores. Desconociendo todas las pruebas -si es que las hay- con que se sustenta la acusación, sería una temeridad. Mucho más aún si, como dice el letrado Francisco Herrero, el fiscal -con la anuencia del juez- abusa de preguntas sugerentes o capciosas.

Si es cierta la denuncia que hace Herrero de que dijeron varias veces a los testigos propuestos por la defensa que sabían que iban a mentir, sin haberles oído ni una sola palabra, la caza de brujas parece más que clara y tal cosa es incompatible con el Estado de Derecho y con un proceso con todas las garantías. Pero en fin, no es la primera vez que se interroga a alguien y sin atender a sus respuestas, finalizada la declaración, el fiscal presenta un escrito que traía redactado con anterioridad, solicitando medidas cautelares. Para eso se podía haber ahorrado el interrogatorio, pero está claro que a algunos solo les interesan sus preguntas y les dan igual las respuestas. Y se llaman investigadores.


Por graves que sean los hechos, que lo son, el juez y el fiscal no deberían descuidar los derechos de los imputados porque eso sí que es comprometer la viabilidad de la causa. Claro que cuando las acusaciones se apuntalan con declaraciones de un conocido narcotraficante con un historial delictivo interminable como es el ‘Ico’, algunas prostitutas movidas por no se sabe qué y extrabajadores despedidos, pues todo cojea mucho. Lo primero de todo, el derecho a la defensa, porque son más noticiosas las acusaciones que las exculpaciones. Se cree antes a la madam de un burdel que al político que niega su relato.

(Publicado en Última Hora)

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