Llevamos en alerta antiterrorista nivel 4, riesgo alto, desde
finales de junio de 2015, tras una cadena de atentados en Francia, Túnez,
Kuwait y Somalia. Precisamente el atentado en Túnez tuvo lugar en un hotel de
la cadena mallorquina Riu, donde 37 turistas fallecieron. Unos meses antes 22
turistas murieron acribillados en el Museo del Bardo. A partir de ahí la industria turística turca no levantó cabeza,
lo que motivó que muchos turistas viajasen a otros destinos más seguros. Es por
ello que Barcelona se ha convertido en la tercera ciudad más visitada de la
Unión Europea, tras Londres y París. El objetivo perfecto para un terrorista
yihadista, perpetrado con pocos medios cuyas consecuencias en víctimas -muchos
visitantes-, terror y caos, queden garantizadas. Como en los otros atentados con
atropellos masivos perpetrados en Europa: Niza, Estocolmo, Berlín, París y
Londres. Ahora comprobaremos las consecuencias sobre el turismo, pues si
Barcelona pasa a engrosar la lista de destinos considerados no seguros, la
industria turística se resentirá, aunque es pronto para calcular cómo. Los de
Arran estarán contentos. Se acabará el turismo y la precariedad en el empleo
que tanto critican de forma tan inapropiada. Hace solo unos días algunos grupos
políticos de izquierdas lamentaban la utilización de la Guardia Civil para
acabar con el derecho de huelga de los trabajadores de seguridad del Aeropuerto
del Prat. Qué mala suerte que hechos tan trágicos les desmonten sus argumentos
políticos. Estamos en alerta antiterrorista 4, por si se nos había olvidado.
(Publicado en Última Hora)
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