Tras haber descubierto a las consellerias de Més en el Govern regando con dinero público a quien fuera el jefe de su campaña en las elecciones de 2015, el partido se apresura a expulsar a su gurú electoral, Jaume Garau, como si fuera un Daniel Bachiller cualquiera. Garau es en buena parte el artífice de que Més lograra el mejor resultado en toda su historia y a él se lo deben todo. Muy extraño resultó que habiendo sido alto cargo del II Pacte de Progrés, ahora no fuera al menos conseller. Ahora sabemos por qué. Estaba protagonizando su mejor campaña, embolsándose 154.000 euros de dinero público por 6 contratos a dedo otorgados por sus compañeros de partido.
Bel Busquets y David Abril se han preocupado mucho de desvincular al partido de la “trama”, palabra utilizada por Busquets en un alarde de sinceridad, reconociendo así que trama hay, pero intentando inútilmente que parezca que el partido no tiene nada que ver. Pretenden que la ciudadanía crea que cada uno de los contratos menores que se encargaban a Garau desde las consellerias controladas por Més fueron por casualidad. ¿Y encima la Conselleria de Transparencia, encargada de publicar los datos, no se enteraba? Algo así no es creíble. La dimitida Ruth Mateu sostiene, además, que no ha cometido ninguna irregularidad. Parece que a ojos de uno de los partidos que han hecho emblema de luchar contra la corrupción, ya no es irregular pagar con dinero público a su jefe de campaña por informes de dudosa necesidad. Y encima pretende irse como una heroína y ovacionada por sus subordinados, que la consideran cabeza de turco, cosa que causa vergüenza.
Més ha incurrido en algo tan cutre que ya lo hacía Bartomeu Vicens, siendo conseller insular de Territori de Unió Mallorquina, quien pagó 12.000 euros a su contable por un informe sobre el valor del suelo en la isla. Fue condenado por prevaricación y malversación a 3 años de cárcel porque, según la sentencia, hubo “deseo de retribuir los servicios privados prestados al ex conseller con fondos públicos”. La Fiscalía debe investigar este asunto, porque no basta que Biel Barceló diga que los trabajos se han hecho y que todo es legal. Eso hay que demostrarlo y aún hay muchas explicaciones que dar. No crean que algo así se despacha tan a la ligera porque no están todas las responsabilidades políticas asumidas, por más que quiera la presidenta Francina Armengol.
(Publicado en Última Hora)
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