La aún presidenta del Parlament, aunque parece que por poco
tiempo más, tras conocer su suspensión cautelar de militancia de Podemos,
exteriorizó un profundo desapego al cargo de presidenta, de tanto calado que le
impide abandonarlo en este mismo instante pese a que supone una carga indeseada
e indeseable para ella. Así, dijo que si se viera forzada a dimitir de la
presidencia de la Cámara autonómica “le quitarían un peso de encima”, que “este
no es el sitio ideal para mí”, “no es la ilusión de mi vida” y que “no se me
caen los anillos por irme”. Pero pese a todo ello, ni se va, ni dimite de
presidenta ni muchísimo menos dejará su escaño en el Parlament. Como se puede
ver, tenemos ante nosotros a un dechado de moralidad, de tan fuertes
convicciones que tanto le da irse como quedarse, motivo por el cual mejor se
queda donde está. Lo mismo le da arre que so. Así es Xelo.
Lo mejor de todo es que cada vez que ha sido pillada fuera
de lugar, la hemos visto arquear las cejas, soltar esa risa floja que los
nervios no permiten contener y soltar una amenaza al denunciante. Así lo hizo
cuando la pillaron aprovechando un viaje oficial a Roma para hacer unos días de
turismo faltando a un pleno del Parlament. Entonces le dijo al ‘popular’ Toni
Camps que a partir de ahora iba a mirar con lupa quién faltaba a los plenos y
que mucho cuidadito. Y ahora dice: “Neeeeeeervioooooosa… ¡no!... para nada,
pero para naaaaaadaa. Puede que otros tengan que empezar a ponerse nerviosos a
partir de ahora, pero precisamente yo, no”. Este es el nivel que tenemos en
Balears. Chulería no, lo siguiente. Y si esta es la presidenta, imaginen cómo
será el último diputado raso. Para echarse a llorar.
(Publicado en ibizadiario.info y mallorcadiario.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario