Hay que sacar fuerzas de flaqueza y hacer un último esfuerzo
por librar a la infanta Cristina de
Borbón del banquillo. Es hora de echar toda la carne al asador. Después de
haberse opuesto con una tenacidad sin precedentes, digna de mejor causa, a la
declaración judicial ante el juez José Castro
en febrero de 2014 (hasta de comparecer ante el juez de Instrucción quisieron
librarla) y también al auto de imputación de junio de ese mismo año, la
Fiscalía Anticorrupción intenta que antes del 30 de junio, cuando está previsto
que termine la vista oral del caso Nóos, el tribunal que preside magistralmente
la magistrada Samantha Romero,
expulse a Manos Limpias de la acusación popular. Si lo consiguiese, dado que
nadie más acusa a la infanta, habrá conseguido exonerarla por completo, pero
sólo jurídicamente porque a ojos de la opinión pública la condena sería
inapelable, como el hundimiento del prestigio de la Fiscalía Anticorrupción de
Balears (si es que algo le queda) en una maniobra que se supone será rechazada
por Miquel Roca y el resto de
defensores de la hermana del Rey, quienes manifestaron que solo aceptarán un
veredicto de inocencia y no quieren atajos. Además, hay otro obstáculo, que es
el pronunciamiento del propio tribunal del ‘caso Nóos’ el día 21 de abril,
desestimando la petición de algunas defensas de apartar a Manos Limpias y desde
entonces hasta ahora nada nuevo ha ocurrido para que las magistradas modifiquen
su parecer.
En el “Manual para salvar a la infanta” del que dio cuenta
la revista Interviú en febrero de 2014, cuyo autor supuestamente sería el
fiscal Pedro Horrach (algo que él nunca
ha desmentido), no figuraba esta postrera maniobra, pero hay que aprovechar las
circunstancias sobrevenidas, propiciatorias para el salvamento regio. No sucede
todos los días que se envíe a prisión preventiva al líder de la entidad que
ejerce la acusación popular y si eso ha de servir para enviar a su casa a Virginia López Negrete, miel sobre
hojuelas. Un estorbo menos. A buen seguro hasta ella lo acabará agradeciendo porque
a saber cómo y cuándo cobrará sus merecidos honorarios por los servicios
prestados, si el “sindicato” que la contrató tiene las cuentas bloqueadas. De
todos modos, la aguerrida letrada se ha desmarcado de su jefe ahora
encarcelado, Miguel Bernad y parece
que resistirá hasta el final en su función acusatoria de la que la Fiscalía
desertó hace tiempo.
(Publicado en Última Hora)
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