El mal funcionamiento de los servicios públicos es algo que
afecta a todos, aunque habitualmente sólo los directamente perjudicados se
suelen quejar –y algunos ni eso por una elemental prudencia, porque las cosas
siempre pueden ir a peor–. La mayoría respiran tranquilos porque no les ha
pillado a ellos. Estoy pensando en la declaración este jueves ante el juez José
Castro del exconcejal de Palma Rafael Durán, quien fue detenido el 5 de agosto
de 2009, encerrado en los calabozos por el tiempo máximo que la Ley permite
prolongar una detención (72 horas) a pesar de que su abogado presentó un hábeas
corpus y finalmente presentado ante el juez instructor. Han transcurrido 6 años
y 8 meses desde que Durán fue detenido y conducido a los juzgados esposado como
si se tratara de un peligroso criminal, mano derecha con mano derecha del
publicista Miguel Romero, propietario de la empresa Nimbus. Los agentes de la
Policía aparcaron el furgón celular lo más lejos posible de la entrada a la sede
judicial para que las cámaras tuvieran tiempo de inmortalizar el momento en una
de las imágenes más repugnantes y vergonzosas que se recuerdan en Balears de
una intervención policial, a todas luces ilegal y que más pareció una cacería
política. Exhibidos como leones en el circo para que la pena del telediario
fuera su castigo más directo antes siquiera de ir a juicio. Durán fue puesto en
libertad bajo fianza de 15.000 euros. Han transcurrido casi 7 años y ahora es
cuando ha vuelto a declarar ante al juez Castro. ¿Qué diríamos si eso sucediera
en Venezuela? Sucede aquí y no pasa nada. Aún hay quien se ve capaz de definir
a España como un Estado de Derecho que respeta los derechos humanos y la
presunción de inocencia. De risa.
Pocos recordarán el caso del pederasta belga Marc Dutroux. Aquel
caso de finales del siglo pasado fue muy sintomático del mal funcionamiento de
un sistema policial como el de Bélgica, que ha repetido y aumentado los errores
con los terroristas yihadistas que operaban desde su territorio para atentar en
Francia y luego volver allí a refugiarse y culminar la matanza. Ante los mismos
ojos de la policía, que pese a los avisos siguió inactiva. Tener una policía es
muy fácil, pero que funcione correctamente no lo es tanto y evitar las disfunciones,
aún menos. Miren si no lo que sucede en la Policía Local de Palma, que no se
arregla abriendo un perfil en Facebook.
(Publicado en Última Hora)
No hay comentarios:
Publicar un comentario