01 marzo 2016

Septicemia y sedición en la Policía Local de Palma

Cada uno de los autos del juez Manuel Penalva prorrogando el secreto del sumario en el caso de la banda mafiosa infiltrada en la Policía Local de Palma y que presuntamente se ha dedicado durante años y prevaliéndose de sus cargos de agentes encargados de hacer cumplir la Ley, a extorsionar a empresarios y a favorecer a los que no les pagaban las mordidas correspondientes, ya fuera con putas, ya fuera con drogas, ya fuera con dinero o contratando a las empresas que ellos les indicaban; cada uno de los autos, digo, es un capítulo de una novela negra que estremece y aterroriza por sí solo. Conviene significar que las investigaciones en curso se iniciaron en 2013 y que ahora mismo hay 14 policías locales en prisión (9 en la cárcel de Palma y 5 repartidos entre Madrid y Castellón).

Lo más normal sería que con estos datos, las investigaciones ya estuvieran más que terminadas y se pudiera levantar el secreto de las mismas, para que los acusados sepan qué hechos se les atribuyen. Sin embargo el juez no puede adoptar tal medida básicamente porque hay una “avalancha continua de nuevos datos” (aquí debe referirse su señoría a las acusaciones del hijo de la Paca, “El Ico”), a que continúa constatándose que la banda criminal continúa maniobrando para destruir pruebas, amenazar y coaccionar a sus víctimas, testigos o a otros coimputados (incluso a autoridades de las que depende la Policía Local, los fiscales y al propio juez instructor) y que los integrantes de esta mafia policial son incapaces de asumir que su etapa al margen de la Ley “ha llegado a su fin”.

Cada uno de los autos del juez penalva es un capítulo de una novela negra que estremece y aterroriza por sí solo

Pero lo peor de todo es que el juez destaque la “nula colaboración” que cabe esperar de los mandos de la Policía Local, arremetiendo con especial dureza contra el último jefe del cuerpo, el comisario Antoni Morey, que puso a los miembros de la banda criminal encarcelados como un ejemplo a seguir. Todo ha llegado a un nivel de escándalo y alarma social que ante la septicemia (según la RAE, infección generalizada producida por la presencia en la sangre de microorganismos patógenos o de sus toxinas) que apunta el magistrado, ya solo cabe actuar con toda dureza y severidad, en todos los órdenes.

Que el juez instructor incluso apunte a que la Policía Local “no merece a semejantes mandos ni a algunos de sus integrantes”, apuntando que sus conductas están “como mínimo” al borde de la sedición es de lo más grave que se ha oído en boca de un juez en los últimos años y no permite que nadie quede impasible como si nada sucediera. Según el Código Penal, comete el delito de sedición los que “sin estar comprendidos en el delito de rebelión, se alcen pública y tumultuariamente para impedir, por la fuerza o fuera de las vías legales, la aplicación de las Leyes o a cualquier autoridad, corporación oficial o funcionario público, el legítimo ejercicio de sus funciones o el cumplimiento de sus acuerdos, o de las resoluciones administrativas o judiciales”. ¡Nada menos!


Cada auto del juez Penalva es más grave que el anterior y ya no queda más remedio que aplicar a grandes males, grandes remedios. Sin demora.

(Publicado en www.mallorcadiario.com y www.ibizadiario.info)

No hay comentarios: