19 marzo 2016

REFUNDARSE O MORIR

En estos momentos de incertidumbre, desgobierno y zozobra, los aspersores de esparcir mierda están conectados y a pleno funcionamiento. Todos embarcados en el “y tú más”, los recién llegados que se  autodenominan adalides de la “nueva política”, son quienes pretenden sacar tajada de la situación de descrédito general y de hastío colectivo. Posiblemente lo consigan, pero hasta ellos cometen excesos cuando comparan al exsenador socialista Antoni Manchado con la senadora y exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá. Ellos saben bien que no hay punto de comparación. Al igual que cuando Alberto Jarabo, secretario general de Podem, exige en tono imperativo a la bancada del PP: “¡Devuelvan el botín y disuélvanse”; olvidando por un momento que se lo dice a la fuerza más votada, a la que mayor número de ciudadanos confían su voto y en la que nadie queda de la época de Jaume Matas.

Ver a la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, defenderse con vehemencia de las acusaciones de blanqueo de dinero en el PP de Valencia, resulta de lo más lamentable que se ha visto últimamente. Si en Balears el PP tenía dinero negro –cosa que ya nadie discute porque el exgerente del partido, Fernando Areal, lo confesó y fue condenado por delito electoral–, ¡cómo no lo iban a tener en Valencia! Además, muy pronto veremos cómo se cierra la instrucción del caso ‘Over’ y cómo otro puñado de jerifaltes del PP regional se sientan en el banquillo de los acusados, entre ellos José María Rodríguez, quien a día de hoy se mantiene al frente del PP de Palma, inexplicablemente, con el daño consiguiente. El mismo que le causa Barberá a su propia formación negándose a dimitir pese a las grabaciones que todos hemos podido oír y yendo aún más lejos, cuando afirma que su mayor apoyo es “el partido” y que nadie le ha pedido que se vaya. Como a Rodríguez, pese a que todos saben que acabará sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial.


Me comentaba un viejo militante del PP que el partido tiene “una mala ferida” y que no queda más remedio que optar por una refundación. Un relevo generacional profundo y comenzar de cero, incluso con cambio de nombre y siglas. No hay otro camino. Pero claro, mientras Rajoy siga ganando elecciones nadie es capaz de señalarle la puerta de salida en público, aunque todos lo piensan. La necesidad de renovarse es imperiosa, a nivel nacional y también en las islas. Refundarse o morir.

(Publicado en Última Hora)

No hay comentarios: