Los animalistas consideran que el sacrificio ha sido cruel y
salvaje, propio respetuoso con la dignidad de los bichos. Dicen que había otras
alternativas, como la captura de las cabras vivas y su traslado a otro lugar, sin
necesidad de liquidarlas. Pero el Govern de izquierdas, tanto autonómico como
del Consell d’Eivissa, justifican la legalidad del método empleado y consideran
que cualquier otro procedimiento hubiese acarreado riesgos tanto para el
personal encargado de la operación de captura en un islote tan abrupto y
escarpado, como un coste desmesurado ya que además hubiera habido que poner las
cabras en cuarentena sin que la Pitiusa mayor cuente con un lugar adecuado para
ello.
En fin, que los gobernantes han sido prácticos y han tirado
por la solución fácil, algo muy lógico si no fuera porque los responsables de
la eliminación a tiros de las cabras, cabrones y cabritos de Es Vedrà son
animalistas y ecologistas, sensibles con los derechos de los animales y con su
sufrimiento. Si el exterminio lo hubiese ordenado un gobierno del PP, David
Abril y otros miembros de Més y de Podem hubiesen acudido al Parlament con
camisetas reivindicativas denunciando la salvajada. Pero resulta que quienes
han llevado a cabo el “cabricidio” son quienes en teoría jamás lo hubiesen
consentido de gobernar otros. Aquí radica el pecado capital que los animalistas
no perdonan y de ahí la aspereza de la polémica y de las reacciones. No se trata
de las 50 cabras eliminadas, sino de quién y cómo lo han hecho. Y eso, por más
que el Govern justifique que se ha hecho con estricto respeto a la legalidad,
no basta para calmar a los animalistas que se sienten defraudados. El mismo día
que en el Parlament se debate y vota la prohibición de la tauromaquia en
Balears, el mismo Govern justificará que se haya sacrificado a tiros unas
cabras porque resultaba más barato que trasladarlas fuera de Es Vedrá. Y es que
gestionar a veces tiene esto, que te tienes que acabar tragando tus
convicciones porque criticar es fácil y tomar decisiones, muy difícil. Y todo
por 50 cabras.
(Publicado en mallorcadiario.com)
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