10 octubre 2015

XELO HUERTAS NO ES IDÓNEA

La sobreactuada dimisión de Miquel Comas tras solo 115 días ejerciendo de regidor, pone de manifiesto un compromiso bastante laxo por parte del cabeza de lista de Som Palma, la marca blanca de Podemos. Si el compromiso del número uno de la candidatura no le impide abandonar el barco a las primeras de cambio por un asunto estrictamente particular, ajeno a su actividad política, ¿qué cabe esperar de aquellos que ocupan un cargo público para el que enviaron precipitadamente un currículum cuando Som Palma hizo un llamamiento a sus afiliados para cubrir su cuota de cargos en las instituciones donde sí aceptaron entrar a gestionar?

Debe ser la nueva forma de hacer política. La misma que impele a la presidenta del Parlament, Xelo Huertas, a formular preguntas a la presidenta del Govern, Francina Armengol, en la sesión de control del próximo martes, algo que jamás ha hecho ningún presidente ni presidenta de la cámara porque constituye una flagrante y clamorosa violación de la neutralidad, que debe ser la característica fundamental de quien ocupa la presidencia. Si quiere lanzar preguntas de control, que dimita primero del cargo que tanto le aburre, pero que le permitió ir a Marivent a soltarle ocurrencias al jefe del Estado a título particular sin comentarlo siquiera en la Mesa del Parlament. ¡Claro que el reglamento no lo prohíbe! Ni tampoco que un diputado vaya en pantalón corto a la sesión plenaria, pero a nadie se le ocurre hacerlo excepto a un diputado de Podemos, ¡cómo no! Tanto cuestionar la idoneidad de Francisco Fernández Tarrés para ser gerente de la empresa pública Sitibsa y ya se ve cuan idónea es la presidenta Huertas, incapaz de comprender su función en la cámara que preside gracias a los votos de PSIB y Més, por si se le ha olvidado. Hasta Alberto Jarabo considera que va por libre. A parte de leer los papeles que le preparan los  funcionarios del Parlament en cada sesión, ella misma tiene una función a desempeñar que le exige ser imparcial y abstenerse de intervenir en las sesiones, como no sea para moderarlas. Tampoco es tan difícil de comprender. ¿Quién cree que le dará la palabra para formular su pregunta, ella misma a sí misma? Si tanto le aburre ejercer la presidencia, cosa muy comprensible, conviene que dimita cuanto antes, porque no le asiste el derecho de denigrar la presidencia del Parlament de este modo tan caprichoso, incomprensible e inaudito.

(Publicado en Última Hora)

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