13 octubre 2015

LA REFUNDACIÓN DEL PP BALEAR

El Partido Popular de Balears ha clausurado su conferencia política con más pena que gloria. No es de extrañar porque al fin y al cabo de lo que se trataba era de hacer balance de la situación (o más bien control de daños), lamerse las heridas y corregir el rumbo de una nave enorme que acabó encallada en los escollos de las elecciones. Deben escuchar a los ciudadanos y también -y muy especialmente- a aquellos que desde dentro del partido denunciaron con antelación la deriva suicida que la nave había emprendido y que fueron laminados por el aparato por sus voces discrepantes. Resulta un tanto grotesco oír ahora a Miquel Vidal pontificar sobre las distintas sensibilidades que caben en el PP balear (lo cual considero falso), cuando él participó entusiasta como secretario general en la decapitación de inocentes, cuyo mayor delito era tener criterio propio y exponerlo en los órganos internos del partido, tras lo cual caían en el ostracismo y sufrían el oportuno veto en IB3.
Sin embargo, en lugar de reorientar sus posiciones políticas escuchando a los alcaldes y concejales (y no laminándolos, como sucedió muy especialmente en Palma sin que el ínclito José María Rodríguez, presidente de la junta local, haya abierto la boca ni asumido ninguna responsabilidad tras el sonoro fracaso cosechado en su feudo), los populares siguen discutiendo sobre quién será él mártir que encabezará la lista electoral para las elecciones generales del 20 de diciembre, cuando ni a la ciudadanía le interesa especialmente, ni el nombre del interfecto cambiará en nada el hecho de que al igual que en las elecciones autonómicas, el PP balear cosechará el peor resultado de su historia. Y lo hará en beneficio de otras formaciones políticas emergentes en las que a los ciudadanos les resulta más fácil confiar antes que en un partido carcomido por la corrupción, liderado por sospechosos de mirar hacia otro lado (cuando no directamente por imputados que son aplaudidos en los actos del partido, como el ya citado líder del PP de Palma). El tiburón del Palma Aquarium nadando sobre los dirigentes del partido es muy elocuente.
Aunque únicamente desde unos pocos medios de comunicación se habla de “refundación”, el PP no tiene otra salida ante sí que cortar absolutamente toda conexión con el pasado que representa Jaume Matas (y eso significa mostrar la puerta de salida a todos los imputados por corrupción) y volver a las posiciones políticas del centro derecha balear, abandonadas durante la presidencia de José Ramón Bauzá en pos de un nacionalismo españolista rancio y completamente ajeno al PP balear, amante de los actos militares y de arrinconar la lengua propia en favor del castellano, hasta el punto de permitir que los funcionarios públicos de la comunidad autónoma no necesitaran conocer nuestra lengua propia, lo que constituye una auténtica aberración desde cualquier punto de vista.
Algunos denunciamos ya en 2011 que la deriva españolista emprendida por Bauzá, Gómez y Delgado, utilizando a los hooligans Ana Aguiló y Antoni Camps de auténticos pirómanos, no era sensata ni podía traer nada bueno al PP balear. Porque por más que diga Miquel Vidal que el PP es un gran partido donde caben todos, no es cierto. Hay gentes como por ejemplo los del Círculo Balear, que no tienen ya cabida en el PP por más que se quiera. O como los de la Fundación Jaume III, alguno de cuyos dirigentes alardea públicamente de darse de baja del PP porque no representa sus ideas políticas. Los populares quisieron contentar a los menos disgustando a los más y ahí están los 80.000 votos perdidos. Pero alerta, que aún están ahí “los menos” del PP haciendo mucho ruido para hacer creer que son mayoría e impulsando “corrientes internas” para que nadie ose modificar ni un ápice la deriva ultraespañolista que ha llevado al PP al desastre. O el PP se regenera y vuelve donde siempre estuvo o pronto no quedará nada del gran partido de gobierno que un día fue.
(Publicado en Mallorcadiario)

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