01 marzo 2009

Ayer el periódico “Última Hora” publicó el artículo que ya os comenté. Lo pongo aquí como imagen, para quien quiera verlo.
Además, Javier Jiménez, jefe de la sección de sucesos del rotativo escribió un artículo de opinión que también subo al blog por si alguien quiere leerlo.

De todos modos, lo reproduzco a continuación:

La Santísima Trinidad formada por Cuadri, Trujillo y García Peña repitió la misma salmodia casi hasta el aburrimiento, en actos públicos y en encuentros privados: “El honor es mi divisa”. Y realmente no mentían, sino que tenían en cuenta los tiempos de cruda crisis económica que atravesamos. Unos visionarios, vamos. Cualquier recesión conlleva una devaluación de las divisas y el honor, claro está, también se devalúa. Y a qué ritmo. A eso debían referirse los condenados en e caso de los coroneles. La sentencia ha sido ejemplarizante, tanto como no ejemplar fue la conducta de los mandos de la Guardia Civil cuando eran la cúpula de la Comandancia. Cuando eran dioses. Empero, no hay que engañarse, el asunto es menor. Una facturilla de nada; una falsificación cutre. Pecata minuta en aguas tan turbias como las que dicen que presuntamente surcaban ciertos mandos en sus buenos tiempos. Hace años que circulan historias y leyendas, pero nunca antes un tribunal había sido tan demoledor con los dos oficiales. En cualquier caso, de la sentencia de los coroneles se pueden sacar dos lecturas. La primera es que la institución benemérita, como tal, está muy por encima de comportamientos bochornosos de ciertos jefes –si se superó el trauma Roldán, imagínense lo que tardarán en ser protohistoria Cuadri y compañía– y la segunda es que los mandos, si se perpetúan en el destino, pueden caer en corruptelas fáciles. Cuadri y Trujillo se eternizaron, y eso nunca es bueno. García Peña, un bon vivant de libro, no tuvo tiempo, fue demasiado deprisa. Lo más gracioso es que los dos primeros supuestamente planificaron un golpe de Estado para suplantar al segundo, que era el coronel jefe, y el tiro les salió por la culata. Como al ministro Bermejo. La última conclusión es que la Justicia es caprichosa: el juicio no iba a celebrarse, porque se había llegado a un escandaloso pacto. La Fiscalía tampoco veía indicios contra el coronel Cuadri y fue entonces cuando Joan Miquel Perpinyà, en aquella época Secretario de la AUGC, se personó como acusación particular y dinamitó los acuerdos. Dicho de otra forma, si no es por esta eventualidad Cuadri nunca habría sido condenado. Que Dios le conserve la vista al fiscal. Si el Duque de Ahumada levantara el tricornio…

Debo también recomendar un artículo publicado en el Diario de Mallorca por uno de los mejores, si no el mejor, columnista de la prensa balear, Matías Vallés, periodista que destapó el asunto y que entrevistó al coronel García Peña para contrastar la veracidad de la noticia que había llegado a su conocimiento. Es de gran interés, pues relata su encuentro con el entonces primer jefe de la Comandancia y nos recuerda algunas de las cosas que él le confesó durante el encuentro. Y además, su estilo irónico y sarcástico es brutal:


1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo perdi mi vida un 3 de marzo de 1993 cuando personas como el coronel cuadri en aquel tiempo comadante y sus guardia pretoriana incluido Barcelo ordenaron incoa un expediente basado en ellos no demostrado,poco a poco van cayendo espero que algunos de ellos acaba engallados a Seroxat y sean consciente de todo el daño que hicieron,no me da alegría si no pena hay tantos como ellos en la Comandancia de palma un saludo perpiyan a ti que sabes lo que es la palabra democracia.Cuidaté tio esta muy gordo.