01 agosto 2008

DESPEDIDA A OTRO AMIGO: LEOPOLDO ALAS

A perro flaco todo son pulgas. El refranero español está plagado de citas que resumen al máximo la vida y sus diferentes circunstancias. Y este es el refrán que se me ha venido a la cabeza hace unos minutos, cuando me he enterado del fallecimiento hoy a las tres de la tarde de otro amigo, Leopoldo Alas, quien ha muerto en Madrid a los 46 años de edad víctima de una infección pulmonar que le tuvo ingresado en un hospital durante el último mes y medio.

Tuve oportunidad de conocer a Leopoldo cuando era asesor editorial de Zero y me entrevisaron él y el editor de la revista, mi querido amigo Miguel Ángel López en marzo de 2007, justamente unos meses después de la manifestación de guardias civiles de uniforme celebrada el 20 de enero en la plaza mayor de Madrid. Leopoldo era una persona luchadora, inconformista y comprometida. Un intelectual brillante y una persona de gran cultura, honesta y sincera. Desde su programa "entiendas o no entiendas" que se emitía en RNE cada madrugada de sábado, hizo un gran trabajo por la causa de la igualdad de derechos en el colectivo LGTB.

Reproduzco el obituario que hoy ha publicado el rotativo El País:

Muere el escritor Leopoldo Alas
Ha fallecido en un hospital de Madrid a los 45 años, a causa de una neumonía
LILA PÉREZ GIL - Madrid - 01/08/2008

Una implacable neumonía se ha llevado, esta tarde sobre las tres, a Leopoldo Alas, con apenas 45 años. Su voz, desde las ondas de RNE, en Radio 5, se siguió escuchando en su programa de los sábados por la noche Entiendas o no entiendas, hasta hace apenas dos semanas, a pesar de que llevaba ingresado desde el 9 de junio. Aquel día, como recuerda su amiga Ruth Toledano, colaboradora de EL PAÍS, ingresó en Urgencias, pensando que se trataba de una leve complicación respiratoria. Durante el tiempo que ha luchado contra la enfermedad, se han emitido programas que había dejado grabados. Salvo el del último sábado, cuando varios amigos y colaboradores se reunieron para despedir la temporada de emisiones antes de las vacaciones de verano, y, ya ellos lo temían, posiblemente a Leopoldo Alas, ya muy debilitado.

Leopoldo heredó su nombre de su tío abuelo, Clarín, autor de La Regenta. En la sangre llevaba la inquietud por las letras, y ya desde muy joven, en los agitados años ochenta madrileños, comenzó a publicar libros de poemas y cuentos. Ha dejado títulos como Africa entera tocando el tam tam, Descuentos, La condición y el tiempo, La posesión del miedo, Concierto del desorden, El extraño caso de Gaspar Ganijosa, La orgía de los cultos, Hablar desde el trapecio u Ojo de loca no se equivoca.

Colaborador y articulista en diferentes medios, también dirigió entre 1987 y 1992 la revista de poesía Signos, informa Efe. Entre sus obras de teatro se encuentran Ultima toma o La pasión de madame Artú, además de libretos de ópera como Sin demonio no hay fortuna y Estamos en el aire.

Fue además "un gran defensor de los derechos de lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, tarea en la que se ganó un merecido lugar de honor en los avances de los derechos que hemos visto hechos realidad en España", como recuerda su amiga Carla Antonelli desde Prensa Digital Transexual, a través de un correo electrónico. "Nos abandona con el dulce recuerdo de ser una persona muy amigo de sus amigos, entregado, generoso y un GRAN HOMBRE", continúa Carla Antonelli: "A partir de ahora tendremos que aprender a vivir sin ti, tarea nada fácil".

Hoy viernes a partir de las 18.00 horas se le puede acompañar en el Tanatorio de la M-30, en la Sala Nº11. El sepelio será mañana sábado a las 17.00 horas en el Cementerio de la Almudena.

Aquí tenéis para quien quiera escucharlo un enlace al último programa que Leopoldo emitió en RNE antes de su fallecimiento:
http://www.rtve.es/mediateca/audios/20080801/ultimo-programa-leopoldo-alas-rne/239879.shtml?s1=audios&s2=&s3

Y como homenje a Leopoldo y porque a él le hubiera gustado, él que tanto amaba la poesía, aquí van unos versos del poeta peruano César Vallejo:

Hay golpes en la vida, tan fuertes...¡yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si, ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma...¡yo no sé!

Son pocos; pero son... abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos de alma,
de alguna fe adorable que el destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se quema.

Y el hombre...¡Pobre...pobre! Vuelven los ojos como cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelven los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida,tan fuertes... ¡Yo no sé!

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