31 julio 2008

Una de Ismael Serrano

Hoy quiero compartir con vosotros y vosotras una canción de mi cantautor preferido, Ismael Serrano. Se titula "Ya quisiera yo".



Ya quisiera yo ser un librepensador,
no oír el rugir de tripas de tantos ni su llanto ni su dolor.
Establecerme correcto filósofo, neutral, independiente,
manejarme bien con toda la gente,

Ya me gustaría a mí alinearme con los no violentos.
Regalar flores descalzo arrancadas de algún tiesto
sin tener que poner la otra mejilla para nadie,
al no ser amenazado por ningún indeseable.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos,
las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente
algunos luchadores del ocaso
que se parten el pecho por ser escuchados
que morirán en alguna esquina tiroteados.

Quisiera ser más listo, pasar de largo,
saberme libre de culpa y limpio de pecado
y ser alma caritativa, María Goretti o santa,
sufrir sólo un poquito sólo lo que Dios manda.

No entender de política ni de sus actualidades.
Convencerme que es red de araña, nido de alacranes
y mutilar mi alma y mi esencia de animal social.
Saberme superior a tanta frivolidad.

El caso es que me afectan quizás demasiado
la tristeza de los suburbios, el drama urbano,
saber que seremos caníbales dentro de poco
y que no habrá carne suficiente para todos.

El caso es que me afecta quizá más de lo normal
tener tanto miedo al cruzar mi portal,
ver que arde mi ciudad o que sangra el asfalto.
Quizá debería ver menos el telediario.

Quisiera ser más listo adoptar bien la pose.
Librarme de etiquetas, hasta la de hombre,
y entender que sólo yo me entiendo
y que no me entiende nadie.

Ser un buen ciudadano formal y respetable,
omitir de mis canciones
palabras como compañero, obrero
justicia, guerrilla, paz, hambre o miedo.

Y hablar del amor, de cosas bonitas,
de mis recuerdos,
contar alguna anécdota graciosa
de cuando era quinceañero.

El caso es que me afectan las cotidianas tristezas,
la de los supermercados, la del metro y las aceras,
también las que me quedan lejos.
Las de los secos desiertos, las de las verdes selvas.

El caso es que me parecen buena gente
algunos luchadores del ocaso,
que se parten el pecho por ser escuchados,
que morirán en alguna esquina tiroteados.


Tengo toda la discografía de este tio (los CD's originales) y soy capaz de oir una canción detrás de otra durante horas y horas.

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