El sábado tomó posesión del báculo y se sentó en la cátedra
episcopal el nuevo titular de la Diócesis de Mallorca, monseñor Sebastià
Taltavull. La catedral estaba abarrotada de autoridades civiles y de fieles que
no se querían perder el acontecimiento. A mí me llamó mucho la atención la
fotografía de portada de muchos rotativos, con los cardenales, el nuncio, los
obispos y sacerdotes que concelebraron la eucaristía. Más de cien pastores
sentados en el coro de la Seu de Mallorca. Ni una sola mujer, ni que fuera de
monaguillo. ¿Les parece normal? A mí no. Me parece que, por más que diga mi admirado
Papa Francisco, no se le da ningún protagonismo ni visibilidad a la mujer en la
Iglesia Católica. Es absolutamente decepcionante. ¿Cómo es posible?
Todos sabemos que en las parroquias, muchas mujeres tienen
un papel importante en las celebraciones. Incluso las hay que dan la comunión.
¿A cuenta de qué en las celebraciones más importantes y más solemnes, se relega
a las mujeres a la invisibilidad? El mensaje, a mi parecer, es muy claro y nada
positivo. El editorial del periódico Última Hora del domingo, titulaba: “Taltavull,
en la Iglesia mallorquina del Siglo XXI”. A mí no me parece que sea propio del
Siglo XXI que en una foto donde hay más de cien personas, no haya ni una sola
mujer. A menudo me pregunto qué pensaría la Virgen María de esto.
Encima, este lunes el portavoz de la Conferencia Espicopal
Española ha tildado la proposición de ley presentada por Unidos Podemos para
combatir la discriminación al colectivo LGTBI, de “propuesta fundamentalista,
incluso con visos ciertamente inquisitoriales”. ¿No resulta paradójico oír al
representante de los obispos españoles hablar de fundamentalismo? Es cierto que
ellos de la Inquisición deben saber mucho, porque esa institución fue suya en épocas
pasadas…
Los jerarcas de la Iglesia consideran un ataque a la libertad
religiosa que se enseñe a los niños en los colegios que no ha de discriminarse
a nadie por su orientación sexual, ya que la homosexualidad es algo normal.
Ellos no lo consideran así y pretenden que toda la sociedad se rija por sus
parámetros morales. Pero si así lo hiciéramos, perpetuaríamos un modelo medieval
que relega a las mujeres y también a los individuos LGTBI. Y la verdad, no nos
da la gana que España sea una teocracia como Irán, donde por cierto, tampoco
hay mujeres las fotos de los actos relevantes, como sucede en el Vaticano o este
sábado en la Catedral de Palma.
(Publicado en ibizadiario.info)
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