Qué poco se tarda en pasar de héroe a
villano. Tal cosa no sucedería si no idealizáramos tan rápidamente y a menudo
sin motivo. Cuántas decepciones nos ahorraríamos. Ocurre que Pedro Horrach, al solicitar la
excedencia para ejercer la abogacía particular como un colegiado más, debía
abstenerse de intervenir en asuntos que hubieran pasado por sus manos. Pero al asumir
la defensa, junto al letrado David Salvá,
del exdirector general del área de comercio del Ayuntamiento de Calvià, Jaime Nadal, detenido por orden del
juez Manuel Penalva y el fiscal Miguel Ángel Subirán, se situó en el
ojo del huracán. Y aún más al mantener una posición jurídica no solo de
defensa, que sería lo normal, sino pasando al ataque y presentado una querella contra
el alcalde de Calvià, Alfonso Rodríguez
y otros altos cargos municipales como José
Antonio Fernández, Javier Montejo y
Andrés Serra. Esta estrategia, peliaguda por sí misma, ha colocado en la
diana al fiscal en excedencia Horrach.
Subirán y Penalva le consideran un
caballo de Troya, que incurre en incompatibilidad con respecto a la causa
Cursach, ya que recibió declaración a algunos empresarios que denunciaban trato
de favor del Ayuntamiento de Calvià hacia la discoteca BCM. El exfiscal jefe
anticorrupción Manuel Moix, pasó su
último día en el cargo pasando revista a los 4 fiscales delegados de Balears y
analizando la situación, aunque no ha trascendido su opinión al respecto. El
fiscal superior Bartomeu Barceló
dijo estar recopilando las diligencias en las que Horrach haya participado en
este caso, se supone que para enviárselas al juez. Y algunas informaciones
apuntan a que el juez Penalva podría imputar a Horrach por obstrucción a la
Justicia a causa de la querella presentada, aunque tendrá que esperar a que sea
inadmitida, si es que tal cosa sucede.
Pero no descartemos que Moix viniese a
Palma a otra cosa, concretamente a pedirle a Subirán que se aparte del caso,
algo que ya le pidió Barceló en una junta de fiscales -una de las últimas a las
que asistió Horrach-, aunque Subirán se opuso radicalmente. Quizás en su
almuerzo en el Pesquero, Moix intentó convencerle de que deje el caso y lo
asuma Ana Lamas, como medida que
calmaría a la Policía Nacional, cuyos agentes no soportan a Subirán. Pero nadie
puede saberlo con certeza. Lo único que sabemos es que todos van a por Horrach,
ya que él se ha puesto a tiro de forma inexplicable.
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