No me he recuperado aún de la moción de censura de Unidos Podemos
celebrado el martes, donde el candidato a presidente del Gobierno, Pablo
Iglesias, llamó "formenterencos" a los habitantes de Formentera, un
gentilicio inexistente. Debió ser una jugarreta de Podem Balears a su jefe de
filas, pero hay que agradecer que por una vez se cite a los habitantes de
Balears en su conjunto desde la tribuna del Congreso, aunque mejor sería
hacerlo correctamente.
Pero yo quería hablarles de la negativa del Ministerio de
Defensa a colaborar en paliar la gravísima situación de la vivienda para los
funcionarios de las diversas administraciones que son destinados a Ibiza y que
no encuentran dónde alojarse a precio razonable. La oposición de Defensa a
abrir las residencias militares con excusas tan poco consistentes, es
lamentable y demuestra una falta de sensibilidad y un egoísmo institucional que
asusta. Sobre todo si se tiene en cuenta la capacidad de sacrificio y el
compromiso que demuestran los militares en tantos otros ámbitos. No se trata de
restar derechos ni de causar incomodidades a los militares, sino sencillamente
que las residencias puedan ser utilizadas, cuando no estén ocupadas por
miembros de los Ejércitos y de la Guardia Civil, por médicos, enfermeros,
inspectores de Hacienda, etc. ¿Es mucho pedir? No lo parece. Lo que sucede es
que Defensa no quiere crear antecedentes y no dará su brazo a torcer, no vaya a
ser que de ahí se pase a reclamar la gestión de las residencias, como
torpemente hizo el Ayuntamiento de Sant Antoni, entrando como elefante en
cacharrería en un ámbito, el del Ministerio de Defensa, donde tal brusquedad no
procede ni conduce a ningún sitio. Por más zarandajas que se nos cuenten, las
residencias son hoteles de militares para que pasen sus vacaciones. Eso es
todo.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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