Hasta la fecha, quienes criticaban a los fiscales
anticorrupción eran inmediatamente acusados de intentar presionarles y de
intenciones espurias. Pero ya se escucharon fuertes críticas contra el fiscal Miguel Ángel Subirán al inicio del
caso, provenientes de miembros de la Policía Local de Palma, quienes le
acusaban de tenerles inquina por no haber actuado a su satisfacción en contra
de un local próximo a su domicilio que le generaba ruido. Ahora que las
críticas proceden de miembros de la Policía Nacional nos obliga a valorarlas
adecuadamente.
Si los agentes tienen
razón en sus quejas elevadas al secretario de Estado de Seguridad, José Antonio Nieto -figura que se halla
en el centro de la polémica en la Operación Lezo, por su reunión con el hermano
de Ignacio González-, estaríamos
ante un fiscal un tanto histriónico, que se extralimita en sus funciones o que
abusa de su autoridad, algo que asusta solo de pensarlo, porque inmediatamente
sugiere la posibilidad de que no sea la primera vez que lo hace. Pero también
cabe la posibilidad de que sea Subirán quien tiene razón al reprochar a los
policías una manifiesta falta de diligencia en protegerle, lo cual no cabe
descartar a tenor de las amenazas sufridas. Recordemos que la ahora diputada Teresa Palmer, a la sazón delegada del
gobierno, se opuso en octubre de 2015 a su solicitud -y también a la del juez Manuel Penalva- de obtener licencia de
arma corta para su protección personal al ser objeto de amenazas. También
Palmer reprochó entonces el “tono amenazante” del juez y el fiscal. No han
tardado en entrar en escena los ‘supporters’
de cada bando, que son los sindicatos de la Policía y la Asociación Progresista
de Fiscales.
El espectáculo es lamentable y aunque el magistrado Fernando Grande-Marlaska ha pedido en
Ibiza confianza en los jueces, reconocerán que tal cosa a menudo no es fácil de
otorgar. Debe haber una lista enorme de gente con ganas de perjudicar a Subirán
por su labor, pero no esperábamos que entre ellos estuvieran los agentes de
Policía Nacional a los que el fiscal en excedencia Pedro Horrach alabó no hace ni un mes. Quizás el fiscal superior Bartomeu Barceló debiera tomarse la
molestia de intervenir, porque las quejas contra Subirán no son inéditas, sino
reiteradas y persistentes. Y si son infundadas, cosa que no se puede descartar,
debe actuarse contra quienes han cargado contra él sin razón.
(Publicado en Última Hora)
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