06 mayo 2017

EL PALACETE DE MATAS

Quién nos iba a decir en la Nochebuena de 2009 y en los días posteriores, donde todos los medios de comunicación se hicieron eco del registro del palacete del expresident Jaume Matas en la calle de Sant Feliu, que en mayo de 2017, casi 8 años más tarde, el asunto quedaría en agua de borrajas y que el mismo juez que ordenó la entrada y registro, ordenaría archivar la pieza separada sobre el supuesto enriquecimiento súbito e injustificado del exministro. Con todo lo que se ha investigado a Matas, ni la Fiscalía, ni la Policía, ni la Guardia Civil, ni la Agencia Tributaria, han conseguido aflorar “cuentas, depósitos, fondos o cualquier otro activo patrimonial oculto, dentro o fuera de España”, como bien señala fiscal el -ya en excedencia- Pedro Horrach. Habremos de suponer que si después de tanta actividad investigadora, no se ha encontrado la caja de Cola Cao de Matas, igual es que no existe. Pero hemos de manejarnos con más prudencia que la diputada Núria Riera en Twitter a la hora de lanzar las campanas al vuelo, porque está claro que el expresidente del Partido Popular y del Govern de les Illes Balears experimentó un incremento patrimonial no justificado y usaba reiteradamente “dinero opaco” para adquirir bienes y contratar servicios, pero no se ha podido probar que el origen de esos fondos fuera ilícito o producto de ningún delito.

 Algo falla en este país cuando un responsable político -nada menos que un exministro y expresidente de comunidad autónoma- incrementa de forma notoria su patrimonio y sin embargo, no puede ser llevado a juicio porque no está tipificado como delito. Mucho se habla sobre la conveniencia de introducir este delito en el Código Penal, pero nada se hace al respecto, a diferencia de lo que sucede en muchos países de la Unión Europea y de Iberoamérica.


Ya debimos imaginar que esto acabaría así, porque por más que el juez José Castro y el fiscal Horrach buscaron y buscaron, no encontraron la dichosa caja fuerte llena de dinero que andaban buscando en el palacete. Pero Jaume Matas ya nunca se recuperó de semejante mazazo, como nadie hubiera podido hacerlo nunca. Incluso con las tres condenas que ya lleva a sus espaldas por ahora, no se ha probado que se haya enriquecido por esos delitos. Pero de nada sirve eso, porque la inmensa mayoría de la ciudadanía piensa en él como el mayor de los ladrones que esta tierra ha criado. Y sin embargo, no lo es.

(Publicado en Última Hora)

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