No acostumbro a opinar sobre banalidades y realmente considero que el festival de Eurovisión lo es. Además, no es que me interese mucho la televisión y por tanto, carece de sentido pronunciarse sobre un espectáculo que año tras año congrega ante la caja tonta a miles de televidentes que, además, ahora tuitean compulsivamente. Pero es que el ridículo al que cada año se enfrenta RTVE es de aquellos que uno cree insuperable, lo que no impide que al año siguiente logren elevarlo aún más.
Y uno se pregunta, con la cantidad de artistas que hay en nuestro país, si no sería posible llevar a alguien con cierta trayectoria y que previsiblemente pueda dejar en buen lugar a nuestro país, en lugar de apostar por un muchacho como Manel, que algunos estábamos convencidos de que sucedería lo que acabó por suceder sobre el escenario. No se trata de hacer leña del árbol caído, pero sería bueno que alguien diese la cara y asumiese alguna responsabilidad por este bochorno nacional anual.
Aunque bien pensado, comienzo a creer que nada de lo que sucede en Eurovisión es fruto de la casualidad y que los responsables del tinglado lo urden todo para que acabe sucediendo conforme a un guión preestablecido. No puede ser todo tan kafkiano si alguien no se propone que lo sea en realidad.
(Publicado en mallorcadiario.com)
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