¿Qué le estará pasando? ¿Cómo alguien que ha sido alcalde de
Marratxí, que ha sido presidente del Govern de les Illes Balears, que ahora es
senador autonómico (por más que no se le conozca labor alguna en la Cámara Alta
donde, por lo demás, casi todos van a vegetar) y que tiene una farmacia con la
que ganarse más que dignamente la vida, es capaz de arrastrarse del modo
indigno y patético como lo está haciendo, mendigando un poco de atención
mediática y de los afiliados del partido que un día presidió? ¡Y este es el que
predicaba que la política era algo transitorio y que no había que aferrarse al
sillón! Lleva desde 2005 en primera fila de la política (cuando logró la
alcaldía de Marratxí) y desde entonces no la ha abandonado ni tiene intención
de hacerlo. Ya resultó penoso verle batallando contra todo y contra todos para
no dejar la presidencia del PP de Balears después del descalabro de las
elecciones autonómicas de 2005 y pese al clamor que se levantó en su contra y a
que carecía de apoyos. Hubo que echarle con agua caliente y lejía, Génova
mediante. Igualmente lastimoso y de vergüenza ajena resultó su periplo para
intentar ser nombrado ministro por el presidente Mariano Rajoy a finales del
año pasado. Pero es que lo de ahora no tiene nombre. Solo rezo para que a Biel
Company no se le ocurra convocar a la prensa delante de La Seu cada vez que un
exconseller le dé su apoyo, porque si copia a Bauzá esto puede ser una tortura
china. Con uno que haga el ridículo será suficiente.
Son tantos los paralelismos que su proceder guarda con el del
exsecretario general del PSOE, Pedro Sánchez -otro que da penita verle-, que
solo eso debiera llevarle a la reflexión. Pero una cosa debe llevar a los pocos
que le apoyan a meditar sobre lo que le están haciendo a él y al partido. En el
hipotético caso de que lograra los votos necesarios para volver a ser
presidente regional del PP, cosa harto improbable, los más directos
beneficiarios de ello serían Francina Armengol y Alberto Jarabo. Nadie como él
para movilizar a la izquierda y para desmovilizar a los miles de votantes del
PP que dejaron de apoyar al partido al comprobar la desastrosa gestión de
Bauzá. Su presidencia fue una calamidad donde por no conseguir, no logró ni
contener el déficit público pese a los recortes en los servicios públicos y a
los despidos de funcionarios. Es tan evidente que él jamás volverá a aglutinar
a los votantes del PP, que su empecinamiento en lograr la bendición de los
militantes, ignorando a los electores, es tal cual Pedro Sánchez. Ambos han obtenido
el veredicto de las urnas y pretenden hacerle caso omiso porque a ambos la
ambición y la irresponsabilidad les vence. Pobrets!
(Publicado en www.mallorcadiario.com)
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