Esta noche pasada, 13 personas habrán dormido en los
calabozos de la Policía Nacional. Han sido detenidos en el marco de una
investigación que dirige el juzgado y la Fiscalía Anticorrupción sobre la
adjudicación del servicio de ORA en Palma durante la legislatura pasada. Pero
uno no puede evitar pensar en el mal trago que supone ser privado de libertad y
confinado en un calabozo y me pregunto si las diligencias judiciales no podían
ser llevadas a cabo sin someter a los ahora detenidos a este trato denigrante
que tritura su prestigio e imagen pública.
Estoy convencido de que si los 13 detenidos hubiesen sido citados
en comisaría, acudirían sin plantear el menor reparo. Y también creo que
ninguno de ellos se daría a la fuga. Por tanto, dudo mucho que las detenciones,
del modo en que se han producido, sean imprescindibles para el buen fin de la
investigación.
No es la primera vez ni será la última, a lo que parece, que
una operación judicial se desarrolla de forma poco mesurada y proporcional,
siempre buscando el impacto mediático. Y no me parece que esta sea forma de
hacer las cosas. Bien está que se lleven a cabo las diligencias e
investigaciones que hagan falta, pero siempre con mesura.
(Publicado en mallorcadiario.com)
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