Incluso entre las bandas mafiosas hay cierto código ético y líneas
rojas que no hay que traspasar nunca para que la coexistencia sea pacífica y
sin molestias innecesarias. También los delincuentes necesitan tranquilidad y
hay que cumplir ciertas normas. Una de ellas, importantísima, es la de no
molestarse innecesariamente en el ejercicio de su labor. “Entre bomberos no hay
que pisarse la manguera”, como se dice coloquialmente. Es por ello que resulta
absolutamente normal y comprensible que el concejal de Palma Aligi Molina,
delincuente convicto, confeso y autodeclarado insumiso y rebelde a la hora de
pagar una multa por una sentencia judicial firme, se muestre condescendiente
con otros supuestos delincuentes como él. ¿Cómo no va a empatizar con ‘okupas’
si él lo fue primero? ¿Cómo censurar a quienes se apropian de bienes ajenos a
través de impedir que sus legítimos propietarios hagan con ellos lo que
consideren más conveniente, cuando él mismo invadió un despacho de forma nada pacífica? ¿No resulta paradójico que a
cualquier trabajador público del Ajuntament de Palma para serlo se le exija
carecer de antecedentes penales y sin embargo toda una autoridad municipal
pueda tenerlos, presuma de ello y no pase nada? Este émulo Martin Luther King,
cuenta con el apoyo del equipo de gobierno de Cort, cuya portavoz en su día se
mostró orgullosa de los actos de Aligi como ahora debe sentirse de la acción de
los ‘okupas’ en la plaza Fleming. De ahí que el alcalde José Hila eluda
criticarlos, ni a aquellos ni a su concejal de Igualdad, Juventud y Derechos
Cívicos.
Estamos ante un gobierno municipal que se complace en todo
el que demuestra desprecio por la Ley y que denosta a quienes la cumplen. No se
dan cuenta de que así promueven la aparición de más okupas y más delincuentes.
Quién sabe si un día será el despacho de Molina el ocupado por la fuerza. O su
propia casa. Parece que lo pida a gritos. Bien pensado, no entiendo por qué los
ciudadanos de Palma ponen el ticket de la ORA, o pagan antes de sacar su coche
de los aparcamientos municipales, o se sacan el carné correspondiente para nadar en las piscinas de Son Moix, o
pagan el autobús de la EMT, e incluso las multas que les pone la Policía Local.
Leí hace unos días un tuit de ‘Som Palma’ que decía que “la persecución
policial no es la solución a la venta ambulante”. ¿Ven como entre bomberos no
se pisan la manguera?
(Publicado en Última Hora)
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