Los hay que califican España de Estado fallido y lo cierto
es que fallido o no, mucho le cuesta ser un Estado unido y cohesionado. A las
tensiones propias de un sistema autonómico que hace aguas por los cuatro
costados, ahora hay que sumar la inestabilidad política extrema derivada de la
ruptura del bipartidismo, por lado, y de la incapacidad brutal de los
dirigentes políticos de alcanzar a acuerdos para hacer el país mínimamente
gobernable. Como tras las elecciones del 20 de diciembre todos se proclamaron
con gran euforia ganadores sin serlo, se acabaron creyendo que lo eran todos y
poniendo todos condiciones a los demás. Y así estamos, repitiendo unas
elecciones que poco más o menos, ofrecerán similares resultados que obligarán a
volver a pactar porque nadie tendrá mayorías claras. Y fíjense, los hay que ya
hablan de ir a unas terceras elecciones… ¡y se fuman un puro!
El PP se proclamará ganador porque será el más votado, pero
de nada le servirá porque con Rajoy al frente nadie quiere estar como no sean
sus propios compañeros de partido y no todos, aunque solo lo dicen con la boca
pequeña y sin micros delante. El PSOE será sobrepasado por la unión de Podemos
e Izquierda Unida, que en Baleares añade a Més a la coalición, lo que le
asegura tener muchos más votos que el PSIB, lo cual ya lograron en diciembre
los podemitas en solitario. Ciudadanos, por su parte, se quedará como está.
Vamos, que todo seguirá igual, solo que habrán hartado un poco más a la gente.
Son los políticos quienes tienen que solucionar esta papeleta, pero se han
enrocado en posiciones numantinas que han convertido el país en ingobernable y nos
han conducido a una parálisis institucional sin precedentes. ¡Y se atreven a
volvernos a pedir el voto y con idénticos programas que en diciembre pasado! Qué
lástima de país…
(Publicado en mallorcadiario.com e ibizadiario.info)
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