21 mayo 2016

PRIVILEGIOS MILITARES

Los policías y guardias civiles que son destinados a Balears con motivo de la ‘operación verano’ no tienen nada fácil alojarse dignamente en hoteles al precio al que cobran ellos las dietas. El Ministerio del Interior paga a un agente raso 48,92 euros por noche de alojamiento y 28,21 por manutención al día, lo mismo da que vaya a Calvià o a Formentera. Si no fuera por la “colaboración” de algunos empresarios hoteleros, tendrían que ir a dormir davall es pont de Sa Riera. Ante la indiferencia de los políticos, Balears se ha convertido en un destino apestado para muchos funcionarios públicos. Esa limosna llamada plus de insularidad no basta para nada y continúa siendo muy inferior a lo que cobran en Canarias, Ceuta y Melilla. ¿Es razonable que el alojamiento de los funcionarios dependa de la caridad? ¿Hay alguien en su sano juicio que crea que un empresario hotelero, pudiendo cobrar 70 u 80 euros por cama en julio y agosto, se conforme con cobrar 48, solo porque sus clientes son policías? No seamos ilusos. Por algún lado ha de llegar la plusvalía o al final, el coronel jefe de la Comandancia o el comisario superior acabarán debiendo demasiados favores a muchos empresarios, si no sucede ya como yo me temo.


Esta misma semana el Parlament ha aprobado –con la curiosa abstención del PP– pedir que las residencias militares que hay en Balears (que suman unas 500 plazas según El Pi) y que son auténticos alojamientos turísticos financiados con los impuestos de todos, dejen de ser de uso exclusivo de los militares y pasen a ser gestionados por el Govern, de forma que puedan solucionar los problemas de alojamiento de determinados funcionarios de servicios esenciales o incluso de colectivos con necesidades especiales como víctimas de violencia de género o mayores dependientes. Lo mismo podría decirse del Club Es Fortí, que podría y debería tener un uso compartido entre Defensa y el Ajuntament de Palma. Pero ahí está, convertido en un gueto de mandos militares y de sus amigotes civiles, al que ni siquiera tiene  acceso la tropa ni los suboficiales. Es hora de ir acabando con los privilegios de casta, impropios de los tiempos que corren, aún más cuando la necesidad es tanta. Esas instalaciones darían muy buen servicio a todos los ciudadanos. Y a los militares, como a los policías y guardias civiles, que les retribuyan dignamente para que puedan vivir sin recurrir a la caridad.

(Publicado en Última Hora el 21.5.2016)

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