Este miércoles un sudor frío se apoderó de todos aquellos
que desgraciadamente tenemos que hacer uno habitual del transporte aéreo. La
noticia de que el Gobierno central está dispuesto a limitar el descuento de
residente en determinados casos, como los viajes en grupo y empresas, es verosímil
porque consta que se lo plantearon en el pasado; consta que, aunque el
Ministerio de Fomento diga ahora lo contrario, los habitantes de Balears no les
importamos un pimiento, como no les importa la conectividad de nuestro
territorio con el resto del territorio nacional. Lo prueba la humillación que
durante dos años ha supuesto para nosotros tener que llevar el certificado de
residente impreso en papel, ¡cuando ni la tarjeta de embarque imprime uno ya!
Desconcertaba bastante la circunstancia de que se les ocurra
lanzar este ataque a todos los habitantes del archipiélago en vísperas de una
cita electoral, pero torpezas mayores se ven en estos tiempos y no pasa nada.
Si no, ahí tenemos a algunos ministros defendiendo al pobre de Miguel Arias
Cañete, excompañero suyo en el gabinete Rajoy
y actual comisario europeo de Energía y Medio Ambiente, que no sabía nada del
dinero que su mujer regularizó en la última amnistía fiscal que aprobó su
propio gobierno, lo que no le salvará de la quema porque en Bruselas no se
tragan las mentiras que cuelan en España sin que nadie se despeine.
Tras la acometida del PSOE rechazando que se modifique el
actual sistema de descuento del 50% del billete (la mitad del cual lo aplica y
costea el Govern, no lo olvidemos) y después de que el conseller de Presidencia
Marc Pons haya concertado una reunión con la ministra de Fomento, Ana Mato,
desde Madrid se desmiente categóricamente la información que nos tenía entre
atemorizados e indignados. Pero tan acostumbrados estamos a que nos tomen por
el pito del sereno, que todo nos lo creemos. Excepto los desmentidos del
Ministerio.
(Publicado en Periódico de Ibiza y Formentera)
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