Viendo la imagen de Mateo Isern en la sala de prensa
de la sede del PP en la calle Palau Reial (esa que está bajo la lupa del juez Castro
y de la Fiscalía Anticorrupción ya que quieren averiguar si se pagó con fondos
ilícitos), imagino a José María Rodríguez retorcerse de dolor y sacando
espuma por la boca. Él que creía haber liquidado para siempre al más detestado
de sus rivales, se vio abofeteado por la Junta Directiva Insular que otorgó solo
51 votos a su marioneta y secretario general de la Junta Territorial de Palma, Álvaro
Gijón, mientras daba 99 votos al exalcalde de la ciudad. Por culpa de
aquella oscura maniobra de laminar a Isern y colocar a Marga Durán, el
PP obtuvo su peor resultado de la historia y perdió de manera vergonzosa la
alcaldía de la capital, aunque aún es la hora de que Rodríguez asuma alguna
responsabilidad por la derrota. El día que este personaje abandone la política
debiera repicar n’Eloi como expresión de alegría.
Isern tiene un defecto enorme: su ingenuidad. La que le
llevó inexplicablemente a mantener en el cargo de regidor de Policía a Guillermo
Navarro pese a su imputación por el asunto de la mafia policial en Sant
Ferran. La que le llevó a manifestarse a
favor de uno de los concursantes por la licencia del segundo Casino. La que ayer
le llevó ayer a afirmar: “no tengo la mas mínima duda de que en el PP, incluida
la Junta territorial de Palma, vamos a trabajar todos juntos para conseguir el
mejor resultado”. ¿No es de una inocencia pasmosa? Rodríguez preferiría ver los
8 escaños de Balears en el Congreso de los Diputados ocupados por socialistas,
antes que ver a Mateo Isern sentado uno de ellos. La espalda del exprimer edil
palmesano es lo más preciado por don José María, que siempre estará en su punto
de mira.
A parte de que Isern no era una marioneta fácil de mover como
tantos otros advenedizos, el exalcalde atravesó el Rubicón cuando decidió
enviar al juzgado un informe plagado de irregularidades de la construcción de
la recogida neumática cuyos “buzones”ahora se están desmantelando. Rodríguez se
sintió acusado, él sabrá por qué. Todos lo imaginamos. Aquello apesta. Es un
auténtico pufo que pagan los palmesanos. Sus responsables están ahí y uno de
ellos es José María Rodríguez, cómo no. Isern y Andreu Garau lo señalaron y ese
fue su delito. Nunca podrá ya darle la espalda so pena de ser apuñalado a la
menor oportunidad.
(Publicado en Última Hora)
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